El correísmo se ha convertido en el mejor bufete de abogados para Pablo Muentes y Jaime Nebot, dentro del caso Purga. Y ese equipo tiene un jefe que, lanza en ristre, se ha entregado con alma, vida y corazón a la cruzada: el prófugo Rafael Correa.

En efecto, no hay ningún movimiento político o sector de la opinión pública que se haya entregado, como el correísmo y su líder, con tanta convicción y energía a la defensa de Nebot, a quien se lo cuestiona por haber protegido y auspiciado a Muentes, que ahora está acusado por la Fiscalía de haber liderado una siniestra trama de corrupción en la Corte Provincial del Guayas.

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Lo de Correa es brutal. Si bien se cuida de no defender directamente a Muentes y Nebot, lo que hace es muy astuto: desprestigia la investigación de la fiscal Diana Salazar posicionando la idea de que todo es una maniobra política de ella en contra del socialcristianismo como venganza por la censura y destitución en la Asamblea de Fausto Murillo, el único vocal del Consejo de la Judicatura que le ponía obstáculos a la agenda del pacto que el correísmo tiene con el socialcristianismo en su intención de controlar la justicia.

Es decir, buscan salvar el propósito de tomarse en equipo la justicia y beneficiarse de aquello. Sin embargo, la estrategia del correísmo y de Correa se sustenta, sobre todo, en atacar a María Josefa Coronel, exdirectora provincial del Consejo de la Judicatura en Guayas. Coronel ha dicho que Nebot y los socialcristianos estaban al tanto de los peligros de tener a Muentes operando en el sistema judicial. En realidad, Coronel siempre fue un obstáculo para las maniobras de Muentes y, de hecho, es por eso que tiene un juicio en su contra por una demanda interpuesta por el propio Muentes, que nunca le perdonará la guerra que hizo a sus operaciones.

El objetivo de Correa y los suyos ha sido, durante estos días, posicionar la idea de que Coronel trabajó para la familia Isaías, que logró que un juez del Guayas les devuelva los bienes que el gobierno de Correa les arrebató en 2008, alegando que habían perjudicado al Estado durante el feriado bancario. 

Lo que no dice el correísmo es que la decisión del juez se sustentó en el informe de un organismo de la ONU que dictaminó que la familia no había tenido un juicio justo, ya que el mandato 13 creado por la Constituyente de Montecristi determinó que ningún juez o tribunal del Ecuador podía tramitar una demanda de los Isaías en su defensa. Una aberración y estupidez jurídica, sin duda, con la firma del correísmo constituyente.

Entre tantos otros correístas que han salido a desprestigiar el operativo Purga y a María Josefa Coronel estuvo la inefable asambleísta correísta Mónica Palacio. Para ella, la fiscal Salazar “está desesperada por mostrar su poder y cobrar venganza por la destitución de su operador favorito y servil de la Judicatura, Fausto Murillo”.

¿Por qué el correísmo ha salido tan vehemente y presuroso a defender a Muentes y Nebot? Todo apunta a que los correístas no quieren que se les desbarate la posibilidad de que de la mano de la bancada nebotista puedan censurar y destituir a la fiscal Diana Salazar, en el juicio que se avecina. Hacer méritos para que los socialcristianos se sientan en deuda y no los abandonen en esa misión es de interés estratégico para los de Correa. Lo mismo ocurre con el caso del ataque fenomenal que los correístas han lanzado en contra de María Josefa Coronel. 

Si bien ella fue crítica del correísmo cuando actuaba como periodista, lo cierto es que atacarla y endilgarle supuestas irregularidades es una forma eficiente de salir a dar capotazos para neutralizar el efecto de sus declaraciones sobre Muentes y Nebot. En resumen, el correísmo necesita desesperadamente de los socialcristianos para cumplir con su agenda, que es la de mover los hilos en la Función Judicial para alcanzar la impunidad de su máximo líder. Sin los votos socialcristianos, la Revolución Ciudadana no lograría nada.

Pero también hay otros motivos que podrían explicar una defensa tan ardorosa. Uno de esos es que entre el caso Purga y el anterior caso Metástasis hay vinculaciones que podrían afectar al correísmo. Si se observan los dos episodios, es evidente, por ejemplo, que el tema del asesinato a Fernando Villavicencio adquiere nuevas dimensiones que, quién sabe, podrían llegar a cuadros del corrreísmo o a aliados suyos. 

Que en Metástasis ya se mencione que la mafia del narcotráfico estaba interesada en sacar del medio a Villavicencio y que en Purga se vea que uno de los mafiosos, Daniel Salcedo, haya estado conchabado con una funcionaria de la Corte Provincial de Justicia del Guayas para despistar las investigaciones del asesinato, subiendo a redes un video falso donde Los Lobos niegan su participación en el crimen, es de por sí muy comprometedor. 

Los vasos comunicantes entre Metástasis y Purga son demasiado grandes. Por eso, le sobran motivos al correísmo para salir a defender a Nebot y a Muentes.

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