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La colonia china en Guayaquil en su mayoría se dedica al comercio y a la venta de comida en los conocidos chifas. Tienen gran parte de sus locales en el centro de la ciudad.JUAN FAUSTOS

Las colonias porteñas ven la adversidad con ideas

Recuerdan a Guayaquil como una isla de paz. Ahora que la situación ha cambiado, lanzan propuestas para salir del atolladero

Lo que un día los empujó a quedarse y hacer de Ecuador su hogar, hoy solo es un recuerdo. La ciudad tranquila en la que decidieron empezar de cero, por trabajo, estudios o porque simplemente buscaban días mejores, ya no es más que “secuestrada por la violencia y la inseguridad”. Es el sentir de Daniel Regalado, quien llegó desde Venezuela a Ecuador hace 14 años por las oportunidades que le prometía el país que no considera abandonar, pero que sí desconoce por la ola de inseguridad que pone en vilo su desarrollo económico y social. “El panorama político, social y económico del que yo me enamoré cuando vine a este país es muy distinto al que hoy tenemos. Es más, parece otro país”.

En Ecuador, según el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, habitan 874.744 personas de nacionalidad extranjera. De esta cifra, 502.000 son de nacionalidad venezolana, quienes llegaron al país por pasos fronterizos no regulares ubicados en la frontera norte y sur de Ecuador. Otros arribaron de forma regular, según la Cancillería ecuatoriana.

PermanecerLas colonias extranjeras que residen en el país repiensan su estadía, pero no contemplan migrar a otros país de la región porque dicen que en Ecuador “lo tienen todo”.
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Daniel es del grupo que llegó al país por el paso fronterizo regular y que, después de realizar los trámites pertinentes, logró regularizar su estadía en Ecuador. Por eso, a decir de él, “tiene voz y voto” para opinar sobre el país que lo recibió hace 14 años, y en donde se ha desempeñado laboralmente como administrador de mercadeo y publicidad. “Yo he pensado en qué voy a hacer si esto sigue así. Sí, sí lo he hecho, pero nunca ha sido una opción abandonar este país que tanto me ha dado. Porque mientras la decepción del pueblo no lo orille al comunismo, yo me quedo”.

El sentir de Regalado es similar al de Ricardo Koenig, quien llegó desde Argentina a Ecuador en 1972, a Guayaquil, específicamente. “Una isla de paz que al parecer se hundió porque no es ni la sombra de lo que yo conocí”, detalla el ciudadano argentino, y agrega que la crisis de seguridad en el país, “que se siente al caminar por las calles y al escuchar las noticias en la televisión”, se desprende del poder que ha tomado el narcotráfico sobre el país. “Antes quizá solo era un camino de paso. Ahora es un centro de acopio y un país que la consume en cualquier lado y dentro de la ley, gracias a la dizque tabla de consumo”.

Para Koenig, Ecuador retrocede más rápido de lo que se le permite avanzar. “Siento que con el tiempo, cuando el Gobierno logra que el país avance un paso, pasa algo y retrocede tres. Un sabotaje total”, dice, y agrega que la solución existe, pero “falta carácter para tomar medidas” que ayuden al país a salir de la crisis de seguridad. Pese a la problemática, el ciudadano argentino asegura que no regresaría a su país porque “aquí lo tengo todo: a mi esposa e hijos. Mi familia”.

Guayaquil era una isla de paz cuando la visité por primera vez, pero parece que esa isla se hundió porque ahora ya no es la misma. Hay mucha delincuencia en la calle.

Ricardo Koenig, ciudadano argentino
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En Ecuador, según un reporte del Ministerio del Interior, al país han llegado, durante los últimos cinco años, 6’574.012 extranjeros. De esta cifra, 757.450 extranjeros no han registrado su salida del país.

Fu Ming Zhu, quien arribó desde su natal China a Ecuador hace 47 años para emprender un negocio de venta y distribución de artículos varios en Guayaquil, cuenta a EXPRESO como inició una nueva vida en Ecuador. “Yo llegué sin mucho, pero con esfuerzo y trabajo pude levantar mi negocio”, dice.

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El Medio Oriente también está representado con los libaneses y turcos.JUAN FAUSTOS

Fu, quien reside en el norte de la urbe, también desconoce a aquella ciudad que lo hizo “sentir como en casa”. Pero aun así, no regresaría a su país porque asegura “que antes de pensar en migrar nuevamente, prefiero reforzar mi seguridad y no huir. Huir no ayuda. Es peor”, considera el extranjero.

La inseguridad es a nivel mundial. Me han robado varias veces en Ecuador, pero también lo han hecho en Italia cuando voy de visita. Mi vida está aquí, no me voy.

Marina Salvarezza, ciudadana italiana
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Para Fu, la corrupción en el sistema judicial, “que desprotege a los buenos para defender los derechos de los malos”, es la causa de la inestabilidad social y crisis de inseguridad que vive el país. “No es posible que al ladrón lo suelten rápido y si un policía dispara para defenderse lo quieren meter preso”.

La decisión de Fu, de no migrar a otro país pese a la crisis de seguridad que vive Ecuador, también es la decisión de Marina Salvarezza, de 75 años. Ella, al igual que otros extranjeros, llegó al país desde Italia con su arte y cultura para emprender un nuevo rumbo. Considera que la problemática de inseguridad es mundial, porque “la gente se vuelve más pobre”, pero asegura que el escenario se empeora cuando “no hay un seguimiento por parte de la sociedad hacia los más pequeños, a los jóvenes. Hay que ofrecerles deporte y danza para contribuir en su crecimiento”.

Salvarezza dice que pese a que le han robado en varias ocasiones en su vivienda y mientras transitaba por la urbe, y ha sentido miedo, no considera que “esconderse o huir hacia otro país es una opción”.

Por esto, ha decidido reforzar la seguridad de su vivienda con cámaras de seguridad y estar más prevenida cuando sale a la calle a realizar sus actividades diarias. “En ninguna parte se está seguro. Me han robado aquí, pero también en Italia. Por eso el problema, que es realmente profundo, no se resuelve con huir o llenar de policías las calles. No, se debe cultivar a una juventud de la mano del arte, el deporte, de las oportunidades”, opina y agrega que la violencia aumenta por la crisis política a nivel mundial, trastocando la seguridad de los sectores más pobres.