Se necesitan cerca de 90 millones de dólares para tratar de detener la fuerza de la naturaleza e impedir que destruya la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, obra que le ha costado al país 3.300 millones de dólares según datos oficiales. Sí, es la más cara de todo el país.

La infraestructura construida por la empresa china Sinohydro se encarga de abastecer la mayor cantidad de demanda energética del Ecuador (30 %). Su edificación está en el cantón Gonzalo Pizarro (de la provincia de Sucumbíos) y en El Chaco (Napo).

Sin embargo, las alarmas de un posible daño definitivo se encendieron en febrero de 2020, cuando desapareció la cascada San Rafael que estaba en el límite de las dos provincias mencionadas, lo que desencadenó la erosión regresiva del río Coca, que degenera el suelo existente, especialmente en un tramo de 9 kilómetros del sector El Reventador. Allí han desaparecido carreteras, hubo roturas de oleoductos, caídas de puentes y la amenaza de que el poblado de San Luis caiga a un abismo de más de 500 metros.

No obstante, el pasado 21 de septiembre la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec EP) anunció que terminó la etapa cero de un programa de trabajos para evitar que los residuos de rocas provocados por el desgaste del suelo o erosión lleguen a las obras de captación.

Los trabajos se han hecho a 1,2 kilómetros de dicha construcción, que toma el agua del afluente para enviarla a la casa de máquinas y así producir electricidad para Ecuador. En la actualidad, la erosión regresiva está apenas a 7,5 kilómetros de distancia.

Roque Proaño, director de la Comisión Ejecutora Río Coca, explicó que en primera instancia se han creado ataguías para desviar el cauce del río y así crear también una pantalla de acero y hormigón que tiene 24 metros de profundidad y 220 metros de ancho, con 279 pilotes subterráneos para detener el fenómeno.

“Ahora tenemos pagados 14 millones de dólares. Del total, todavía solamente tenemos un presupuesto estimado. Estamos haciendo los diseños de las obras que continúan (complementarias y planificadas). Terminar esos diseños nos tomará de seis a ocho meses y parte de los diseños nos dice cuánto nos va a costar. Estimamos un presupuesto de 80 a 90 millones de dólares” recalcó Proaño.

Proaño expuso que la obra está programada para soportar una crecida del nivel de agua como las que se dan cada 20 años y que con los trabajos ya no llegará la erosión a las obras de captación. Añadió que el proyecto total permitirá proteger la central por 20 años más.

Rafael González, líder de obras para la protección y administrador de los contratos, enfatizó que el objetivo es “vencer un desnivel de hasta 10 metros cuando la erosión llegue a este punto” (1,2 kilómetros de las obras de captación) y que la pantalla va a producir un salto de agua para eliminar la energía que produzca el río al pasar por la zona.

¿Pero qué pasará si el río Coca supera los 10 metros? González indicó que para ello están las construcciones que hasta ahora están planificadas en estudios, es decir las que se incluyen en los estudios de los 90 millones de dólares, y    que la pantalla de acero es la ‘última trampa’ de una serie de trabajos para impedir el paso de la erosión regresiva.

Para concretar estos trabajos, que han costado 14 millones de dólares, la Celec EP ha invertido desde el año 2020 un total de 27,77 millones de dólares en estudios, diseños y obras de construcción para enfrentar la erosión en el río Coca desde la caída de la cascada San Rafael.

Un año y más después de este hecho, en junio de 2021 EXPRESO presentó un análisis realizado por expertos que señalaban que los estudios del extinto Instituto Ecuatoriano de Electrificación (Inecel) recomendaron ejecutar obras de estabilización de la cascada 38 años atrás, porque de acuerdo con los análisis geológicos e hídricos, determinadas cascadas tienen un tiempo de vida, y la que en ese entonces era la más alta del Ecuador estaba por fenecer si no se la atendía.

En esos documentos se resaltó que el río Coca buscaba el cauce natural que tuvo hace 8.000 años, luego de ser tapado por una corriente de lava del volcán Reventador.

“Cuando se desarrolla un proyecto, el punto uno es recopilar y analizar la información existente. Antes de que se conforme la Celec existía la Inecel, que puso la alerta en su biblioteca de estudios, que pasó a la Politécnica Nacional”, manifestó Vladimir Játiva, ingeniero en Geología y Geotécnica.

Y es que desde los años 70 se estudió la posibilidad de crear una hidroeléctrica en este sector, pero cuando se concluyó el estudio de factibilidad en 1994, se determinó la creación de una infraestructura con una potencia de 860 megavatios, con la idea de que se incremente su capacidad con el pasar de los años. Coca Codo Sinclair tiene una capacidad de 1.500.

Esta situación es muy aparte de las observaciones que tuvo la Contraloría General del Estado (CGE) y la Fiscalía General del Estado (FGE) por sobreprecios y más tarde por problemas de fallas de origen en su construcción, como fisuras que datan de 2014, dos años antes de que entre en funcionamiento en noviembre de 2016, según un informe técnico remitido a la Subgerencia de Proyecto de Coca Codo Sinclair.

Hasta febrero pasado, Sinohydro había reparado más de 7.000 fisuras en los distribuidores de la central hidroeléctrica.

De acuerdo con los documentos, los daños están en el túnel de conducción de agua (que es de 24,8 kilómetros de extensión) y en la casa de máquinas, donde se ubican las ocho unidades de generación de energía o turbinas de la hidroeléctrica. Cada generador tiene un distribuidor de presión, cuya función es conducir de manera controlada el agua hacia las turbinas para generar electricidad.

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