En el primer día de asueto, en la provincia de Chimborazo, las calles lucen calmadas, solo los mercados tienen afluencia de personas que buscan provisiones para elaborar la tradicional fanesca.

El casco patrimonial fue copado por los devotos católicos que asisten al viacrucis. Se aprecian muy pocos turistas que se detienen a mirar la profesión de fe y casi no interactúan con la gente. Un grupo de seis franceses se mantiene cerrado mientras admira la fachada de la Catedral. Solo indicando la credencial acceden a opinar. "Estamos visitando el Ecuador, es muy hermoso, sus paisajes nos dejan waooo (sorprendidos). Pero nos advirtieron que tengamos mucho cuidado", manifiesta Elithea Trefie, de 72 años, parte del grupo.

Es que la inseguridad que a diario vive el país ha hecho de la gente se vuelva temerosa. Coincide con esta apreciación Jorge Yonfá quien dice que no hay confianza para hacer turismo en el país. "El Gobierno debería poner mano dura para erradicar la inseguridad, se hace turismo buscando paz, relajación, seguridad y tranquilidad para visitar cualquier lugar", afirma.

Rómulo Mantilla indica que no se puede hacer turismo como está el país, para el auditor de 67 años, hay que tomar en cuenta muchas aristas al momento de salir de paseo. "Primero las vías. Si están malas, puede facilitar los asaltos, después dónde llegar, si tiene familia es más fácil, pero si busca un hotel, este debe garantizar la seguridad, pero ahora se lee que cualquiera tiene acceso a armamento e ingresa donde quiere", manifiesta muy indignado.

Con las vías dañadas también coincide Sandra Bermeo, ella esperaba esta fecha para reunirse en familia. Pero el estado de las vías, el clima, la poca seguridad ante atentados, vacunas, asaltos, hizo que decidiera quedarse en casa. Mi familia tenía que venir de Guayaquil, pero por la situación mejor decidimos que será en otra fecha donde por lo menos el clima colabore", indica.

Para estos ecuatorianos, la solución es que más policías y militares cuiden el país, así como que las leyes sean más duras. Pero al consultarles que esta pregunta ya estuvo en la consulta y perdió, Mantilla opina que la política tuvo mucho que ver. "Lastimosamente la clase política del país no es buena, .por no decir otra cosa más fuerte, y eso nos está llevando al caos que estamos viviendo, hasta dónde llegaremos, qué vendrá para la siguientes generaciones?, esa es la interrogante que nadie responde", se explica desconsolado.