En la comuna La Libertad de Pastocalle, en Cotopaxi, un sector de la población se unió en la iniciativa de acopiar leche y vender a una fábrica. Un tanque de frío que preserva el líquido.

Los afectados por el volcan buscan recuperar su ritmo

Volver a la normalidad. Eso intentan los habitantes de las zonas de riesgo del volcán Cotopaxi. La emergencia por la caída de ceniza y formación de lahares alteró su vida en agosto del año pasado.El material volcánico sorprendió y cubrió techos

Volver a la normalidad. Eso intentan los habitantes de las zonas de riesgo del volcán Cotopaxi. La emergencia por la caída de ceniza y formación de lahares alteró su vida en agosto del año pasado.

El material volcánico sorprendió y cubrió techos de viviendas, cultivos de papas se quemaron, igual que la cebolla y los pastos. Unos dejaron sus viviendas y se refugiaron con familiares o en albergues instalados por el Gobierno.

La falta de alimento para el ganado obligó a muchos a casi ‘regalar’ sus reses. Sergio Quinatoa, de 79 años, y Luis Sánchez, de 76, cuentan a EXPRESO que recibieron 300 dólares por vacas que costaban entre 1.200 y 1.500. El Gobierno auxilió a los afectados con 994 toneladas de rechazo de banano.

Rosario Iza y otros llevaron su ganado a pastizales cercanos a Santo Domingo. Ellos viven en el barrio La Libertad, el principal de Pasto Calle, a pocos kilómetros de la panamericana.

Antes de la caída de ceniza en La Libertad se instaló un centro de acopio de leche. Duró 15 días y se paralizó tres meses. En noviembre se retomó la iniciativa. Iza está a cargo. Recibe 1.300 litros que entregan 35 socios en dos días. Los deposita en un tanque de frío. El destino es una fábrica en Machachi. Sergio y Luis compraron vacas y son proveedores.

Por la crisis esperan el pago de cuatro quincenas. Esperan cobrar 14.000 dólares de la deuda hasta el 1 de marzo.

Para proteger al ganado afectado por la ceniza el Gobierno construyó, al menos, seis establos. Gloria Pullutaxi, de Romerillos, fue indirectamente beneficiada. El elegido por el Ministerio de Inclusión (MIES) fue su padre. Por su avanzada edad el establo le cedió a ella. En él se refugiarán sus ocho vacas si se presenta de nuevo la amenaza.

La alerta por el volcán sigue siendo amarilla. El color verde, en cambio, volvió a cubrir el paisaje de la provincia. De la ceniza no hay rastros. La lluvia permitió que agricultores como Francisco Orellana retomen el cultivo de papas.

Él siembra en Machachi, Tambillo y cerca de Romerillos. Se financia con créditos y proyectos. Por la ceniza calcula que perdió 25.000 dólares. Pero espera recuperarse. Emplea 15 trabajadores que reciben hasta 30 dólares diarios por recoger la papa.

En el barrio Boliche de Pastocalle, hace seis meses las aulas de la escuela Coronel Germánico Ribadeneira se convirtieron en albergue, uno de los 220 que se activarán en caso de emergencia. En este sitio se colocaron camas y colchones para los afectados. Ahora unos 200 niños juegan. El rector Luis Mena dice que la capacitación sigue y, cada ocho días, hay un simulacro: chicos de otros sectores llegan a ese sitio por ser un punto de encuentro.

La gente está mejor preparada dice el gobernador de Cotopaxi, Fernando Suárez. Él fue quien el sábado 15 de agosto pidió que la población vaya a sitios seguros. Defendió la alerta ante la presencia de lahares.

Esa amenaza se reportó en sectores de Cotopaxi como Mulaló, San Juan de Callo, San Agustín, entre otros. Hubo confusión también en Latacunga, recordó el alcalde Patricio Sánchez. La emergencia puso en apuros a las autoridades.

El gobernador y el prefecto destacan la preparación con la que ahora cuenta la población. Las instituciones han cumplido capacitaciones. Se hicieron 294 simulacros y 32 simulaciones para 182.000 participantes. Los simulacros serán hasta junio.