
Adiccion tecnologica todo es cuestion de personalidad
Los usuarios consultamos el móvil una media de 150 veces al día, recibamos o no alguna notificación. Esto es fruto del Vibranxiety o el Síndrome de la Vibración fantasma. El 70 % de los usuarios lo han sentido, según datos publicados por Telefónica en el 2014, que reflejan una tendencia imparable: cada vez nos resulta más difícil vivir sin el smartphone.
Sin embargo, existen más usuarios enganchados al teléfono inteligente -y a las tecnologías en general- que otros. ¿Por qué? Se debe a los rasgos de la personalidad como la impulsividad y la falta de autocontrol son claves para desarrollar una adicción tecnológica, según un estudio publicado este año en PsychonomicBulletin & Review2.
“La tecnología no tiene componentes que por sí mismos puedan cambiar la conducta, como sí tiene el tabaco con la nicotina, por lo que el uso adictivo recae casi todo en características de cada persona”, explica el estudio. “Así, es la propia personalidad, la que va a determinar la adicción”.
La impulsividad o la falta de autocontrol ya estaban ligados al desarrollo de otro tipo de adicciones; sin embargo, y como remarcan los autores del estudio, no había hasta ahora investigaciones empíricas sobre que estos rasgos también estuvieran relacionados con la dependencia al móvil.
Otro estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Temple en Philadelphia (EE. UU.), prueba que las personas que refieren hábitos más dependientes al teléfono son también aquellas que muestran una mayor tendencia a conseguir gratificaciones inmediatas y tienen una personalidad más impulsiva.
La misma investigación responde a la pregunta: ¿Qué lleva a las personas a la adicción tecnológica? Se debe a que los individuos no pueden controlar sus impulsos. La creciente dependencia al móvil ha creado, incluso, nuevas patologías cada vez más extendidas, como la nomofobia (No-Mobile-phone-Phobia), el miedo a estar sin el móvil. Es un miedo patológico que puede provocar un síndrome de abstinencia que no sería muy diferente al que despierta el alcohol o el tabaco.
Este tipo de adicciones tecnológicas afectan en especial a los adolescentes. Esto se debe a que se encuentran en etapa de maduración y de formación de la personalidad, y uno de los elementos añadidos y característicos de esta fase es la falta de autocontrol.
Pero, también hay adultos. Los expertos advierten que la clave que resuelve el problema de fondo es el autocontrol.
Nomofobia / a ningún lado sin smartphone
Se queda sin batería y enseguida se desespera. Esta sensación de ansiedad es la nomofobia. Afecta a más del 50 % de los usuarios aunque la mayoría no sabe que la sufre.
Fomo / Miedo a perderse algo
Si usted se deprime al ver a través de las redes sociales cómo sus amigos la pasan bien sin usted: sufre de fomo. Tres de cada 10 jóvenes han experimentado esta sensación.
Ciberadicción / no sin internet
Se pone tenso si va lento o no funciona. No recuerda qué hacía antes fuera de la Red. Es posible que sea ciberadicto. Esta adicción afecta a personas con autoestima baja y falta de control en sus impulsos.
Efecto Google / Solo confío en Google
El buscador es para usted el baúl donde siempre busca ese dato que no recuerda. Esta facilidad de acceso a la información y sus repercusiones en la memoria es el Efecto Google.
Cibercondría / Internet es mi médico
Cuando le duele algo busca sus síntomas en Internet para saber qué le está pasando. Si este es su caso, sufre de cibercondría, la hipocondría de Internet. El 20 % de los usuarios admite este padecimiento.
Vibranxiety / la vibración fantasma
Va caminando y siente que vibra su móvil... Cuando lo consulta se da cuenta de que no tiene ninguna notificación. Pero sintió que alguien lo llamaba. El 70 % de los usuarios lo ha sentido.
Ludopatía online / El casino a un clic
La ludopatía de casino ha evolucionado: ahora se lleva el juego online. El 40 % de los jóvenes adictos al juego apuesta por Internet, según la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados.
Binge-watching / Ver series de golpe
Si es uno de esos que devora series, como si se tratara de una maratón, tal vez debería tomárselo con calma. Cuando acabe incluso podría llegar a sentir angustia o melancolía.
Síndrome del vídeo vertical
Snapchat es una aplicación que tiene a los jóvenes de cabeza compartiendo todo lo que hacen en su día a día. También resulta algo de narcisismo e inseguridad, como con los selfies. La diferencia es que esta app exige publicar todos los días para no pasar por ausente.
CONSEJOS
No dormir con el teléfono cerca
La hora de descansar muchos dejan el celular al costado y revisan un buen rato sus redes sociales. Lo mejor es dejar el móvil en otro lado e incluso aprovechar para cargarlo.
Desactivar las redes móviles
En ocasiones es importante desconectar los datos móviles o el WiFi de su smartphone para dejar por un tiempo breve las redes sociales que hacen en gran parte perder el tiempo. Alejarse de la tecnología siempre es bueno para engancharse con otras actividades.
Tener un cronograma
Es recomendable crear un cronograma de actividades donde esté agendado todo lo que se hará en la semana o en el día; como hora de clases, deportes, labores en casa, pendientes, paseos familiares, entre otros. Esto lo ayudará a optimizar su horario y pasar menos tiempo en la computadora o en el teléfono.
Evitar el teléfono en reuniones
En reuniones, fiestas o comidas, es habitual observar a las personas con el móvil en la mano, cada vez más ausentes. Por eso es esencial hablar con los compañeros que están al lado y apagar el dispositivo.
No ser comprador compulsivo
Las tiendas y compras online van en aumento. En estas se venden artículos que van desde vehículos, casas, consolas de juego, celulares, etc. A veces es necesario cuestionarse si comprar algún objeto es vital en tu vida.
Pedir ayuda
Si se da cuenta de que depende de la tecnología en su vida y tiene que estar una cantidad de horas en las redes sociales, jugando, haciéndose selfies y más, hay especialistas que pueden ayudarlo con esta adicción. Un par de visitas al psicólogo lo ayudarán a replantear su uso.