La Casa de Olmedo fue declarada Patrimonio Cultural por el Instituto Nacional de Patrimonio.

El 10 % de visitantes a la casa de Olmedo son guayaquilenos

4.000 visitantes al año recibe este museo. En el mes hay un promedio de 200 a 300 turistas. Está abierto de lunes a domingo de 08:30 a 16:00.

El ruido del tráfico de la ciudad se pierde entre los árboles de samán que rodean la casa del poeta guayaquileño José Joaquín de Olmedo y Maruri, inaugurada un 20 de marzo de 1980 en la hacienda La Virginia de la parroquia Pimocha, en el cantón Babahoyo, provincia de Los Ríos.

Desde entonces cientos de turistas han visitado la legendaria vivienda en la que además se firmó el Tratado de la Virginia, que puso fin al dominio político y militar del general Juan José Flores, el 18 de junio de 1830.

Cada persona que pone un pie dentro del restaurado inmueble debe registrarse de acuerdo con el tipo de visita y gracias a ello la Casa de la Cultura de Los Ríos ha logrado determinar que un 10 por ciento de los visitantes son oriundos de Guayaquil.

Según el administrador de bienes, Daniel Figueroa, el mayor público proveniente del Puerto Principal es de las universidades que visitan las instalaciones con el afán de realizar una tarea específica, ya sea de historia o arquitectura.

“Los turistas de Guayaquil desconocían que Olmedo tenía una casa en Babahoyo y que además está adecuada conforme a la época que él vivió, y eso les llama mucho la atención durante la visita”, manifestó el funcionario.

En la casa se ofrece un recorrido explicativo que dura 30 minutos e inicia en la planta baja de la vivienda, que tiene apariencia de bodega (antiguamente las llamaban ‘jurón’). El espacio también está decorado con paneles ilustrativos con breves reseñas históricas de Olmedo y la que fue su residencia. La visita continúa en la planta superior, donde está la cocina, la sala, el comedor, el dormitorio y el estudio. En cada parada el turista puede observar la ambientación acorde a la fecha y con ello conocer el estilo de vida de antaño.

En el comedor resalta el guardafrío, el fogón, los utensilios de barro y la piedra para filtrar agua. Mientras que en el comedor resaltan los adornos de la época, convertidos en pura reliquia intocable para los asistentes. Ya en la sala, unos antiguos pero bien conservados muebles rojos son el contraste visual al marrón de la madera que compone toda la vivienda.

El expresidente de la Casa de la Cultura de Los Ríos, Enrique Prieto Guzmán, sostuvo que la idea de la restauración se concretó entre unas cuatro personas deseosas por buscarle una identidad al espacio vacío que había en el lugar, sin imaginar que se convertiría en un importante ícono cultural del país y el único sitio que representa la vida de Olmedo junto a su familia.