“Hace una década, las floricultoras domiciliadas en Quito eran un montón”, recuerda Fabricio Rivadeneira, director de Killiyurac, florícola ubicada en Conocoto.

“Pero es difícil. Dependes de las condiciones climáticas, del entorno, de tus clientes... Muchos se fueron o se dedicaron a otros productos, como el arándano”, señala.

En este sector, la productora también compite con la mancha urbana, que cada vez se extiende más, convirtiendo antiguas tierras de cultivo en viviendas y condominios.

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Sin embargo, en Killiyurac, la siembra continúa, sobre todo en las semanas previas a San Valentín, la época más ajetreada del año para las florícolas. Estas deben cumplir con su índice de exportación. A la par, sus rosas también serán protagonistas del ‘Carnaval sin agua’ que se lleva a cabo en estos días.

“Las mejores rosas del mundo son las de Quito”, afirma Rivadeneira. Pero la continuidad en la producción tiene sus retos, pues para que la oferta sea competitiva se requieren políticas que mejoren los precios por flete, horarios laborales flexibles y control de precios sobre los productos que se emplean para fertilizar y desinfección.

La cifra de réditos que las florícolas quiteñas generan no es menor, pues según datos del Servicio de Rentas Internas (SRI), estas alcanzaron los $320 millones en exportaciones el año pasado.

Con el fin de impulsar las rosas cultivadas en el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), el Cabildo busca opciones para apoyar a la industria local.

Así lo indica Paulina Procel, titular de la Secretaría de Desarrollo Productivo y Competitividad del Municipio. “Nuestra meta es potenciar todos los productos que se elaboran en el Distrito Metropolitano, y para ello debemos tener una visión más amplia de cuáles son las necesidades de los productores”, señala.

En el caso de los floricultores, la entidad espera poder intervenir, a manera de intermediarios, con el sector privado para facilitar la apertura de más fletes que les ayuden a mover las rosas y que no sean tan costosas para la empresa.

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La funcionaria señaló que otra apuesta de la entidad para este año es abrir las ‘Tiendas Quito’, lo que ofrecerá una ventana a los productos del DMQ.

“Si bien la mayoría de las rosas se exportan, el remanente no tiene salida localmente y a los productores a veces les toca regalarlo. Nuestra estrategia es que ese remanente lo podamos comercializar en las Tiendas Quito, donde los ciudadanos y quienes nos visitan puedan tener acceso a ellos, comprarlos y aprender un poco más sobre nuestra gran cartera de productos y su gran calidad”, dice.

En Amaguaña, Ana Gualatuña tiene una pequeña producción de rosas. Ella y otras mujeres de la localidad comercializan sus flores a empresas más grandes, pero los altos costos de la operación la ha llevado a cuestionarse la sostenibilidad del negocio a largo plazo.

“Los fertilizantes y los productos que usamos para garantizar la calidad están cada vez más caros, por eso mucha gente por aquí ha preferido vender su tierra o migrar a productos más rentables y menos frágiles”, manifiesta.

La idea de contar con apoyo para vender su excedente le atrae, pues siente que la parte más complicada del proceso es justo hallar clientes para las flores que no entrega.

“Aquí no tenemos la costumbre de comprar flores para tenerlas en la casa. Las personas buscan rosas en el Día de la Madre, San Valentín, los matrimonios. Es algo que se debe cambiar con promoción y con publicidad. Sobre todo porque las rosas que tenemos aquí en Quito son hermosas”, concluye.

La carne, deliciosa apuesta 

Con la campaña #LoHechoEnQuitoEsMásRico, el Cabildo espera impulsar la venta y el consumo de los productos elaborados en el Distrito Metropolitano.

Recientemente, la campaña llegó a la Empresa Metropolitana de Rastro y la Asociación de Restaurantes de Pichincha con un evento que priorizó los cortes de carne del camal de la ciudad con el objetivo de acercarlos a lo restaurantes, carnicerías y tercenas de la urbe.

“Tenemos una gran calidad de carne en Quito y debemos plantearnos la meta de exportarla”, dijo el alcalde Pabel Muñoz. “Nuestra carne se puede comercializar en todos los restaurantes de Quito”.

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