“Desde 2020, lo único que nos han dejado los planes de reactivación de La Mariscal son promesas vacías”, comenta Juan Zambrano, morador de este barrio del centro norte de la capital. Elio Serrano, otro vecino, concuerda. “No hubo ningún resultado de los supuestos planes de reactivación”, dijo.

El barrio, antes uno de los más activos y turísticos de Quito, se vació durante la pandemia frente a los altos costos de alquiler y la imposibilidad de reabrir bares y restaurantes, y su reactivación ha sido lenta. Hasta este año, solo 1.830 Licencias Metropolitanas Únicas para el Ejercicio de Actividades Económicas (LUAE) están activas en el sector, frente a más de 2.000 hasta 2019.

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Sin embargo, el Cabildo anunció un Plan Urbanístico Complementario Parcial cuyo objetivo es recuperar integralmente la localidad.

Para ello, se han planteado tres ejes, entre los que están recuperación del espacio público y el patrimonio, el estímulo a la residencialidad para el desarrollo urbanístico y la reactivación económica del sector, pero con estrictas normas.

La propuesta difiere en las planteadas en 2020 y 2021 en la incorporación de propuestas para la construcción, como el crecimiento en altura para edificaciones, la creación de áreas verdes (es la zona con menos áreas verdes de la urbe), y la atención directa a las 1.500 personas en situación de calle que residen en el barrio o han ocupado casas abandonadas.

Adicionalmente, si bien se habilitan los permisos para que bares de restaurantes funcionen en casas patrimoniales, estas deberán cumplir con una misma arquitectura, usando espacios abiertos o vidrios transparentes para los negocios, lo que permitirá homogeneizar el diseño, y asegurar que se esté cumplido la LUAE adecuadamente. Además, bares y discotecas no podrán usar ‘enganchadores’.

A la par, programación cultural continua se desarrollará en el barrio para atraer visitantes.

“El eje central de todo esto es recuperar la calidad de vida de todo el sector, que sea un lugar donde se pueda vivir con calidad y calidez, en el que dé gusto estar, si quiere tomar una cerveza, vivir, trabajar, estudiar, que dé gusto, eso es lo que nosotros queremos a través de este instrumento de planificación”, indicó José Morales, secretario de Territorio, Hábitat y Vivienda.

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Pero no sucederá de la noche a la mañana, la propuesta, que se trabaja con la comunidad, primero deberá ir ante el Concejo Metropolitano para que este lo apruebe y se convierta en una ordenanza. Se espera que esto suceda apenas concluyan las mesas de trabajo con los vecinos y los técnicos.

El plan tiene un tiempo de implementación de doce años y no solo se involucrará el Cabildo, sino que se espera atraer a la inversión privada.

Susana Portero, representante de la Asamblea de Quito por la parroquia La Mariscal, indicó que la propuesta ha tenido acogida entre los moradores, pues no apuesta solo por lo comercial, sino por lo residencial. “Este plan es muy bueno para nosotros porque muchas personas van a regresar a vivir en el sector”, señaló.

Con ella concordó Andrés Merino, copropietario de un restaurante en la localidad. “Un problema que hay es que los negocios son los mismos. No hay diversificación, y poca gente vive aquí. Es necesario que haya gimnasios, librerías, parques, bancos, todo lo que hace que la gente venga a repoblar. No solo queremos que funcione el plan, sino que es una necesidad”, dijo.

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