El tiempo que Víctor Cahuasquí, morador del barrio Orquídeas, destina para recorrer un mismo tramo en la autopista General Rumiñahui puede aumentar drásticamente por la congestión. Le toma máximo 10 minutos sin tráfico, pero en horas pico se demora hasta 40. A diario se dirige al sector del Hospital Militar, en la avenida Velasco Ibarra, en el suroriente de Quito.

“No hay día, ni siquiera el fin de semana, que no haya tráfico en la autopista”, dice.

Una situación similar la observa Diana Paredes diariamente. Cuenta que, debido a la congestión, debe esperar hasta 10 minutos por un bus y el trayecto hacia el norte de la ciudad dura otros 50 minutos.

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La mujer menciona que su trabajo no está lejos de su vivienda. Sin embargo, el tráfico en la vía y el caos vehicular que se genera en El Trébol ocasionan que el tiempo se extienda.

Por la autopista General Rumiñahui, la principal vía que une Quito con el valle de los Chillos, circulan más de 100.000 vehículos a diario. Allí los ‘trancones’ se forman especialmente en horas pico de la mañana y noche.

La Prefectura de Pichincha presentó un plan que busca disminuir de noventa minutos a siete el tiempo de traslado entre el sector Orquídeas y El Arbolito, en el centro-norte de Quito.

El proyecto denominado Solución Vial Bicentenario fue expuesto ante inversionistas nacionales y extranjeros el 10 de abril. El objetivo de la obra es conectar la capital con el valle de los Chillos mediante un puente que se prolongará desde la autopista y que llegará al parque El Arbolito.

La megaobra, que costará 230 millones de dólares, incluye la construcción de un túnel en el Itchimbía, con dos carriles de ida y otro par de vuelta, de oriente a occidente.

El anuncio del proyecto generó aceptación, pero también críticas de diversos sectores. Ricardo Buitrón, activista en la organización Acción Ecológica y en movilidad urbana, señala que no se trata de una propuesta nueva. Recuerda que hace más de 10 años en el Municipio se estudió y cuestionó otra similar.

Para Buitrón, el proyecto es caduco debido a que provoca una demanda inducida y motiva el aumento del parque automotor. Explica que cualquier carril nuevo siempre atraerá más vehículos y, a la final, se termina saturando en corto tiempo.

María Rodríguez, especialista en movilidad sostenible y parte del Cabildo Cívico Quiteño, considera que la propuesta tampoco responde a la política nacional de desplazamiento sustentable ni se adecua al Plan Maestro de Movilidad aprobado este año por el Concejo Metropolitano de la capital.

Justamente, uno de los puntos cruciales del Plan Maestro es fomentar alternativas de transporte sostenible y activo.

“Las ciudades hoy en día miran hacia una movilidad sostenible, es decir, que se pueda mantener en el tiempo y que responda a las necesidades de todos”, sostiene Rodríguez.

Para la experta, una vez más se está priorizando a los vehículos privados, que son utilizados por el 20 % de la población; mientras que el transporte público lo usa más del 70 % de quienes residen en la ciudad.

Tanto Buitrón como Rodríguez mencionan que no se trata de cuestionar planes que buscan mejorar la movilidad, sino que más bien hacen un llamado a plantear soluciones a largo plazo y que sean acordes a las necesidades. Además, que se mejore el sistema público.

El colectivo Coalición por la Movilidad también se pronunció sobre el plan. Resaltó que el objetivo de cualquier proyecto debe ser priorizar la accesibilidad y movilidad de las personas a través de medios de transporte más eficientes.

Para los activistas, si se actúa bajo la lógica de dar más espacio en la vía para solucionar la congestión, la realidad es que solamente se moverá determinada cantidad de autos hacia otro sector y se “llegará a otro cuello de botella”. 

Aseguran que las opciones no son desconocidas, pues muchas están planteadas en el propio Plan Maestro de Movilidad del Municipio.

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