Estudios, consultorías, mesas de trabajo e incontables anuncios sobre la integración de los sistemas de transporte, que existían antes de la inauguración del Metro de Quito con este gran eje transversal, se quedaron en planes que se concretan a cuentagotas o siguen en papeles.

En 2016, durante la Alcaldía de Mauricio Rodas, se contrató un estudio con la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona que propuso un modelo de reestructuración de rutas y frecuencias. La idea era que los cambios se conocieran a través de diálogos con la comunidad y con los transportistas, y que se implementaran a partir del inicio de operaciones del Metro.

Pero llegar a consensos nunca fue fácil en este proceso. Tanto en la Alcaldía de Rodas como en la de Jorge Yunda y en la de Santiago Guarderas hubo polémica al respecto.

En 2021, durante la administración de Yunda se realizó un concurso de rutas y frecuencias en el que participó el 50 % de las empresas que trabajan en la ciudad, especialmente en el norte y hasta adjudicaron contratos.

Pero el resto no se inscribió y la Procuraduría General del Estado emitió un informe de legalidad que subrayó recomendaciones e inobservancias. Con ese argumento, en 2022, Guarderas inició un proceso de nulidad sobre ese concurso y el actual alcalde, Pabel Muñoz, recibió el Cabildo con ese tema pendiente y la urgencia de inaugurar el Metro.

Para Cristóbal Buendía, del Observatorio Ciudadano de Movilidad, las demoras tanto en este asunto como en la implementación de la caja común y del Sistema Integrado de Recaudo, por ejemplo, no pasan por falencias en fundamentos técnicos o legales porque eso ya existe. Lo que ha faltado por años es gestión de las autoridades.

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En este momento lo que se necesita es un nuevo concurso, pero Buendía considera que la Alcaldía se está cuidando de no cometer errores y de no asumir responsabilidades sobre lo que ocurrió en el pasado.

Sin embargo, sostiene que no se puede continuar en esta suerte de inercia y que es momento de tomar decisiones políticas firmes porque el Metro no logra recaudar dinero suficiente para sostener su operación y, actualmente, la ciudad subsidia gran parte del valor que debe pagársele a Medellín Transdev, la empresa operadora.

La única forma de reducir esa brecha es aumentar la cantidad de pasajeros y para ello es vital la reestructuración de rutas y frecuencias.

El edil Wilson Merino es parte de la Comisión de Movilidad del Concejo y señala que, de momento, los sistemas troncalizados como la Ecovía, el Trole y hasta el Corredor Central Norte o Sur Occidental compiten parcial o totalmente con el Metro y eso debe cambiar. Es un problema de fondo, porque entre más tarde en resolverse, no terminará la guerra del centavo, el correteo entre buses, el irrespeto a las paradas y otros problemas del transporte público. Ninguno de esos temas está en cola en la mesa de Movilidad, de momento, pues la decisión está en manos de la Alcaldía.

Al respecto, Álex Pérez, secretario de Movilidad, explicó que hay reuniones permanentes con el gremio del transporte para establecer rutas y frecuencias que mejoren la cobertura en barrios donde el servicio es deficiente o inexistente y que se conecte con los servicios transversales. Ese documento, afirma, está en un 90 % de avance, que establece una conectividad completa y una tarifa integrada de 60 centavos, pero hay 20 centavos de diferencia que cubriría el Municipio y debe analizarse la sostenibilidad financiera de todo el sistema.

Pérez agregó que se publicó un concurso sobre este proceso, con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), para el Sistema Integrado de Recaudo, y se espera que a inicios de mayo se entreguen las ofertas y así avanzar en la transformación del transporte para Quito.

El plan es que a partir de junio se difunda en la comunidad esta reorganización que se implementará de forma progresiva para que la gente se adapte paulatinamente a los cambios.

El secretario afirma que al sector transporte “lo han dejado que funcione porque funcione”, pero que ahora se están tomando correctivos a largo plazo.

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