Las constantes visitas de las autoridades a la zona de la quebrada Carretas, al norte de Quito, ya no satisfacen a sus moradores. Ellos demandan acciones, ya que con cada lluvia se ensancha la quebrada.

Ante el clamor por el patio que cedió la semana pasada luego de una fuerte lluvia, se encendieron las alarmas en el Cabildo por lo que la Unidad de Seguridad de la Administración Zonal Calderón verificó que los domicilios ubicados en el barrio Puertas del Sol se encuentran declarados en riesgo no mitigable por el proceso de erosión de la falla.

Este organismo determinó que la nueva situación afecta a dos familias y se informó mediante oficios a los propietarios de ambos predios que las viviendas deben ser desalojadas “debido al alto riesgo que representan para la integridad física de sus ocupantes y bienes”, según un comunicado de la Secretaría de Seguridad.

Sin embargo, “no nos han indicado ningún valor (de cuánto pagaría el Municipio por la expropiación). Simplemente nos han dicho que nos vayamos”, dice Estefanía Pabón, líder del colectivo Vigilantes Quebrada Carretas y afectada. Ella señala que, pese a la declaratoria de emergencia el pasado 5 de octubre, no ha habido acciones para iniciar el proceso de expropiación más allá de la entrega de un papel.

Según la activista, las autoridades del Municipio les han pedido que esperen hasta el 10 de noviembre. Mientras tanto, las grietas de las casas se siguen ensanchando y la quebrada avanza. “Ellos vienen haciendo estudios desde hace 17 años y nada, este problema se sigue agravando”, puntualizó la activista.

Su casa es una de las más afectadas y dice que desde hace algunos meses su familia vive en la mitad de la casa más alejada de la quebrada por temor a que se caiga. La caída es de 38 metros. “No tenemos a dónde más ir”, lamentó.

“Lo único que nos han dicho es que nos pueden ayudar con movilización, pero de ahí nada más”.

La quebrada Carretas lleva un proceso de erosión fuerte que pone en riesgo a más de cien casas del sector.