Son las 19:00 del jueves, y las calles de la parroquia Cumbayá son un hervidero de autos, peatones y pitos. El escándalo lo inunda todo. Los cláxones se mezclan con la música que sale de los parlantes de bares y restaurantes en la av. Francisco de Orellana. Es fácil pasar hasta veinte minutos esperando atravesar las calles adyacentes a la plaza central de la parroquia, y hasta veinte más si lo que se busca es un parqueo libre.

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Grandes restaurantes y cafeterías cuentan con sus propios espacios para clientes, pero la mayoría debe buscar un ‘huequito’ para su auto entre las caotizadas calles.

Este jueves no es especial. Es un jueves cualquiera, con su caos cotidiano, como lo explica Pedro Tapia, presidente del GAD parroquial. “Cuando ingresó nuestra administración, nos encontramos con una realidad que ya conocíamos: que el centro de Cumbayá se ha convertido en una zona rosa, donde el tráfico es un problema y la falta de parqueos es bastante común, especialmente los viernes y los fines de semana”, señala.

Se trata de un problema numérico. La parroquia tiene apenas 674 plazas de parqueo para autos y motos en los espacios designados por la Zona Azul municipal, dos parqueaderos públicos y un par de parqueaderos privados, todos insuficientes para abastecer a un parque automotor de 35.000 vehículos registrados en la parroquia y un promedio de 29.000 autos de la población flotante.

“Cumbayá tiene cada vez más residentes, más oficinas, y más espacios comerciales, sin contar la gran cantidad de gente que nos visita los fines de semana. Es un problema que debemos enfrentar y que genera descontento”, asegura Tapia.

Para ello se han tomado medidas, como alianzas con la empresa privada. El centro comercial Paseo San Francisco, explica Tapia, habilitó un espacio habitualmente usado para conciertos, como parqueo, añadiendo al menos 250 espacios más en la zona de la calle María Angélica Idrobo.

Pese a ello, asegura que se deben plantear propuestas no solo desde lo privado, sino también desde lo público.

“No es posible que Cumbayá es una de las parroquias que más impuestos paga y no ve ese retorno en obras”, afirma.

Añade que a la par de la falta de parqueo, también hay otros problemas como la falta de señalización y de pasos cebra.

“Lo ideal sería que el Municipio nos diera la competencia, lo que nos permitiría manejar el tema de mejor manera y hacer necesarias inversiones”, dice.

Con él concuerda el urbanista José Palacio, quien agrega que un posible traspaso facilitaría también la corrección de otros problemas, entre ellos los embotellamientos que se producen en las principales vías de la parroquia quiteña.

“La solución está en una planificación que otorgue fluidez, tanto a la entrada y salida de Cumbayá. Además de la necesaria construcción de infraestructura de parqueo, se debe hacer una revisión del sentido de las vías y hacer uso de las calles públicas que han sido cerradas por urbanizaciones. Para ello, es necesario que Cumbayá maneje su situación vial y no dependa de que las administraciones zonales tramiten estas necesidades o estar a la espera de que buenamente se asignen los fondos necesarios”, reflexiona.

Sebastián Arias, especializado en planificación urbana considera que, si bien la falta de parqueo es un problema palpable, la solución a largo plazo no es necesariamente la implementación de más plazas de estacionamiento, sino, más bien el desarrollo de métodos sostenibles que prioricen buses y bicicletas.

“Es indispensable que el modelo de gestión del transporte de Cumbayá sea repensado, priorizando la movilidad sostenible dentro de la parroquia y la implementación de la movilidad pública integrada”, indica. 

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