Varios escenarios se plantearon en un simulacro de seguridad realizado en la parada La Magdalena del Metro de Quito, en el sur. Entre ellos, el secuestro de un bus con pasajeros, un coche bomba, la toma de rehenes y la aplicación de una bomba biológica dentro de la parada.

El objetivo fue Identificar la capacidad de detección, reacción y coordinación entre organismos de atención de emergencias interinstitucionales ante una eventual amenaza de armas nucleares, biológicas, químicas y radiológicas.

Según Víctor Hugo Villacrés, gerente del Metro de Quito, con esto se ponen a prueba los protocolos que regirán el sistema de transporte que se pretende poner a funcionar en diciembre de 2023. "Esta era una de las falencias. En estos meses hemos desarrollado ocho de los protocolos y son 15", aseveró.

Para esta actividad hubo varias mesas de trabajo entre el Metro de Quito, Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Secretaría de Riesgos, Cuerpo de Bomberos de Quito, Unidad Antisecuestros, ECU 911, entre otros.

Esta vez se contempló un ataque terrorista con armas biológicas, para lo que se desplegaron especiales del Grupo de Operaciones Especiales (GOE), Grupo de Intervención y Rescate (GIR) y agentes de la Interpol, así como de negociadores.

En el simulacro, participaron más de 300 funcionarios de diferentes instituciones. Desde 2016 a la fecha en el Metro de Quito se han desarrollado 144 simulacros en temas relacionados a:

• Sismo

• Deslizamiento de tierra

• Incendio

• Accidente personal

• Accidente vehicular

• Evacuación

• Inundación

• Avería de tren en fase de prueba

• Choque eléctrico

• Protocolo de acceso a pasarelas de mantenimiento

• Arrollamiento ferroviario