El robo de un vehículo en El Beaterio, sur de Quito, ocurrió en cuestión de segundos. El propietario sacó el auto del garaje y lo dejó encendido a pocos pasos de su casa, con la puerta del conductor abierta.

Ese momento fue aprovechado por dos hombres que aguardaban un instante de descuido. Estaban en una esquina, a escasos metros de la casa de la víctima. El hombre regresó para cerrar la puerta del estacionamiento, cuando los sospechosos ingresan al auto y se lo llevan.

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Este es solo uno de los casos que se han registrado en Quito este año. Las redes sociales son una ventana en donde se expone a diario este tipo de delitos.

En menos de dos años, Diego, quien pide mantener su apellido en reserva, fue doblemente víctima de la delincuencia. En julio de 2022 su auto fue desmantelado en el parque Inglés, en el norte. Lo dejó parqueado dentro de un conjunto. Al siguiente día, cuando fue a retirarlo, la puerta del acompañante estaba manipulada.

Al ingresar vio que faltaban partes del panel central y el volante estaba destruido. Los antisociales se habían llevado el radio y el cerebro. Prefirió no denunciar el hecho, pues la aseguradora le devolvió el valor por los daños.

Pasaron 18 meses, cuando en enero, el mismo vehículo que fue desmantelado, desapareció de un parqueadero en La Y. Presentó la denuncia, pero jamás supo del auto. Debido a su trabajo, adquirió uno nuevo. Algo que le llamó la atención es que, al momento de matricularlo, notó que su antiguo automotor seguía generando valores. “En la Policía Judicial me dijeron que automáticamente los sistemas estaban conectados y el vehículo se daba de baja, pero no fue así”, asegura.

Cifras de la Policía Nacional revelan que el robo de autos se ha incrementado en Quito. Solo de enero a abril se denunciaron 687 robos, mientras que en el mismo período de 2023 fueron 390, es decir 297 más, lo que significa un aumento del 74 %.

Además del robo de vehículos completos, la sustracción de accesorios y autopartes también se incrementa. De enero a abril de 2023 se registraron 663 casos y en ese mismo período de 2024 ocurrieron 676.

Wilson Pavón, comandante del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), señala que si bien hay un aumento significativo, también existen resultados positivos, con detenidos y la recuperación de 188 vehículos hasta abril de este año.

El oficial sostiene que el incremento de los robos de este tipo se da por un mercado negro que es rentable. Explica que los autos sustraídos son vendidos en otras provincias e, incluso, los matriculan en otras localidades que tienen la capacidad de hacer esos trámites.

“Hay un mercado no solo para vehículos robados, también para partes y piezas. Entonces hay un mercado ilegal, existe la demanda y eso es lo preocupante”, enfatiza.

A decir de Pavón, esa realidad implica que hay personas que compran y por eso es un buen negocio para la delincuencia. En ese sentido, cree que hay una corresponsabilidad ciudadana para no adquirir bienes de dudosa procedencia.

Con ello coincide la concejala Analía Ledesma, quien señala que hay ciudadanos que compran vehículos y piezas robadas.

Además, recordó que en 2023 la Policía ya propuso una posible solución para detener la venta de autopartes robadas con una ordenanza municipal que obligue la marcación química con la placa del vehículo para que no puedan ser comercializadas en la ciudad. Sin embargo, hasta la fecha no existen avances en la materia dentro del Concejo Metropolitano.

Víctimas de extorsión

Algunas víctimas del robo de autos también se enfrentan a la extorsión. Los delincuentes utilizan información de redes sociales o grupos en los que se busca a los carros sustraídos y contactan a la persona. Exigen dinero a cambio de la supuesta devolución del auto.

Viviana, quien prefiere mantener su apellido en reserva, vivió esa situación. En febrero le robaron su vehículo en el norte y, tras el hecho, recibió al menos 30 llamadas de extorsionadores que le pedían dinero.

La mujer desconoce cómo obtuvieron su número. Algunos amigos le dijeron que existe un sitio web donde colocan el número de la placa y ahí se despliega toda la información.

Le pareció sospechoso porque después del robo contestó una llamada y le dijeron que le iban a devolver el vehículo, pero le aclararon que ellos no tenían nada que ver. 

Ella intentó contactarse con ese número, pero fue imposible. Posteriormente recibió otros contactos que le solicitaban dinero para devolverle el carro. “Cómo podía saber si era cierto”, cuestiona. Optó por bloquearlos y hasta ahora desconoce el estado de la investigación.

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