Cansados de la inseguridad y de la delincuencia, los moradores y comerciantes de la parroquia Calderón, en el noroccidente de Quito, se organizaron para dar un escarmiento a aquellos que intenten robarles la tranquilidad.

Coordinados y en equipos realizaron simulacros ante posibles escenarios donde los delincuentes sean los protagonistas de disturbios.

A la voz de “ladrón, ladrón”, que gritaba uno de los residentes y con una estridente sirena en el fondo, la gente salió despavorida de sus locales, con palos y otro tipo de garrotes en la mano.

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Son en total 75 establecimientos comerciales, asentados en la calle Carapungo, los que cuentan con un plan de prevención y respuesta que llevan adelante junto con la Policía Nacional para frenar a los antisociales que ingresen al sector.

La instalación de cámaras de seguridad, alarmas y la organización entre vecinos hizo posible que este populoso sector sea un ejemplo para otros barrios, donde también existen índices de inseguridad.

Por ser una zona de gran comercio, se estima que hay 50 mil personas como parte de la población flotante. Desde hace unos meses, las modalidades de atraco que han enfrentado ha sido el robo al descuido, arranche de celulares, bolsos y también ya existe presencia de vacunadores.