Subir el pasaje a la gente sin mejorar el servicio. Así ha resultado la farsa de la Movilidad Digna, reconoce la concejala Mónica Sandoval, mientras hace un balance del plan impulsado en las administraciones de Jorge Yunda y Santiago Guarderas.

“Cuando se subió el pasaje se nos dijo que ya no seríamos maltratados, que ya no habrían correteos, que nos recogerían en las paradas, ¿Ha pasado eso? Nos han visto la cara, como siempre”, dice enfadado Juan Carlos Cevallos.

Es pan de todos los días ver a los conductores de buses cometer infracciones. Hacen doble fila, corretean a alta velocidad con la competencia, arrojan smog a diestra y siniestra, dejan pasajeros donde quieren, se pasan los semáforos en rojo, no quieren llevar a los ancianos porque pagan medio pasaje, los insultan y un largo etcétera.

Lo peor es que estos comportamientos ocurren a vista y paciencia de los agentes metropolitanos de Tránsito y pese al control tecnológico que supuestamente tienen los buses.

La Secretaría de Movilidad de Quito puso como condición para subir la tarifa que las empresas de transporte hagan mejoras en toda su operación.

Cada unidad tiene cámaras de video, sistemas GPS, contadores de pasajeros, sensores en las puertas y algunas hasta pusieron validadores para el reconocimiento de las tarjetas electrónicas como mecanismo de pago en un futuro.

¿De qué le sirve esto al ciudadano? “A mí me interesa que me paren en la parada, que cumplan el tiempo del recorrido. Cuando están sin pasajeros son tortugas, cuando ven la competencia sí vuelan. Esto es una desgracia”, dice Luis Flores.

A estas infracciones se suma que hay buses que no han pasado la revisión técnica vehicular. EXPRESO tomó una muestra de 28 buses, cuyas infracciones quedaron registradas en las redes sociales. A través de sus números de placas se estableció que 17 buses no pasaron la revisión técnica vehicular en 2022, según las bases de datos de la Agencia Metropolitana de Tránsito, la Agencia Nacional y el sistema de consulta vehicular de la Asociación de Municipalidades Ecuatorianas.

Entre los buses que, según los datos en línea, no han pasado la revisión desde el año 2020 está la unidad 1605, de placa PAC2193, de la Cooperativa Guadalajara. De esta empresa, la unidad de placa PAC9540 tampoco ha pasado la revisión desde 2019.

Esta fue una de las primeras empresas que recibió la autorización para subir el pasaje, aunque en abril de 2021 entonces el secretario de movilidad, Guillermo Abad, lo denominaba “homologación de la tarifa”.

Abad señaló que los quiteños tendrían la plataforma MovilízateUIO, que mide excesos de velocidad, apertura y cierre de puertas en lugares no autorizados, las maniobras y frenadas bruscas, colisiones y más.

“Sospecho que desde hace unos años en Quito tenemos buses a carbón... aquí no hay quién controle funcionamiento mecánico, ni que le hayan puesto stickers de movilidad digna para engañar a los usuarios” se queja Aurora Benalcázar.

La falta de revisión técnica ha hecho que sea común ver buses arrojando un humo negro al ambiente como si se tratara de chimeneas con llantas. En 2022 fueron denunciadas la unidad 1731 de la empresa Metrotrans, de placa PUC067 y la unidad 1174, de placa PZU046, de la empresa Quiteño. Ambas pasaron la última revisión en 2019.

Este Diario pidió entrevistas con la Secretaría de Movilidad y la AMT, pero no se han dado. Lo que respondieron es que Quito tiene 3.300 buses, de estos el 98% de buses ha pasado la revisión técnica vehicular.

“Quito es tierra de nadie. Los buses hacen lo que quieren, porque nadie controla. Ojalá en 2023 mejore”, dice Galo Poma.