Ausentismo y restricciones de seguridad en Machala: desafíos en el proceso electoral
La jornada electoral en Machala transcurrió con seguridad reforzada y algunos retrasos en la instalación de las JRV
La jornada electoral en Machala se desarrolló en medio de estrictas medidas de seguridad y con algunos retrasos en la instalación de las Juntas Receptoras del Voto (JRV). El ausentismo de algunos miembros de estas juntas fue un factor que demoró el inicio del proceso en varias unidades educativas de la ciudad.
Ante la ola de violencia en zonas conflictivas como Machala y Puerto Bolívar, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas recomendaron a los ciudadanos evitar acudir a los recintos electorales con bolsos, carteras o menores de edad, ya que estos elementos no estaban permitidos en el ingreso.
En Puerto Bolívar, las medidas de seguridad fueron reforzadas con la presencia de militares, policías y efectivos de la Infantería de Marina, quienes custodiaban los recintos para garantizar el normal desarrollo del proceso electoral. Se prohibió el acceso con gorras y otros objetos que pudieran representar un riesgo para la seguridad de los votantes.
En el colegio Simón Bolívar, el recinto más grande de la parroquia, había ocho policías y 20 miembros de la Infantería de Marina resguardando el ingreso, revisando minuciosamente a cada miembro de la Junta Receptora del Voto (MJRV), delegados de partidos políticos y votantes.
Retrasos en la apertura de mesas
A las 07:00, hora establecida para el inicio del sufragio, muchas mesas electorales aún no estaban operativas debido al ausentismo de algunos miembros de las JRV. En establecimientos emblemáticos como el colegio Nueve de Octubre, la Feria Mundial del Banano e Ismael Pérez Pazmiño, la votación comenzó con aproximadamente 30 minutos de retraso.
Restricciones al comercio informal
Otra particularidad de esta jornada electoral fue la restricción al comercio informal en las inmediaciones de los recintos. En el colegio Ismael Pérez Pazmiño, que alberga el Centro de Procesamiento Electoral, los comerciantes no pudieron instalarse en los exteriores debido a las disposiciones de seguridad. La Policía Municipal se encargó de despejar a los vendedores a una distancia de al menos 100 metros de las entradas principales de los recintos.
Los vendedores de servicios como el plastificado de documentos tuvieron que reubicarse a mayor distancia, mientras que en otros colegios se permitió el comercio con normalidad.
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