Los constantes y prolongados apagones que ha sufrido el país en las últimas semanas por la crisis de energía eléctrica han concentrado la preocupación y el interés ciudadano, relegando en esa oscuridad el tema del mal estado de los establecimientos educativos públicos, que se alistan a recibir a miles de alumnos desde este lunes 6 de mayo.

Como se ha informado, las fuertes lluvias caídas entre febrero y marzo, en el contexto de la presencia del fenómeno de El Niño, inundaron vastas zonas de las provincias de la Costa, tanto en el sector urbano como en el rural, lo que provocó afectaciones en la infraestructura educativa.

Además, a diferencia de lo ocurrido el año pasado, cuando una semana antes del inicio de clases en el régimen de Costa el Ministerio de Educación indicó con detalle cuántos planteles escolares no estaban aptos para el inicio de clases, y por tanto debían comenzar en modalidad a distancia; cuántos tenían afectaciones directas e indirectas por las lluvias; y cuántos por el sismo ocurrido en marzo en la provincia de El Oro, en esta ocasión esta cartera de Estado no ha informado nada al respecto.

El Ministerio de Educación tiene pendiente responder una consulta de este Diario. Quienes sí se han pronunciado, con conocimiento de causa, son los gremios de profesores públicos. Entre ellos, por ejemplo, la Unión Nacional de Educadores (UNE), a través de su presidente en Guayas, Hilario Beltrán.

En Guayaquil, especifica que en sectores urbano marginales como Flor de Bastión, Monte Sinaí, Balerio Estacio, Entrada de la 8, Nueva Prosperina, “que están secuestrados por la delincuencia, hay planteles que no tienen ni paredes, nada que los proteja, no tienen pisos, las aulas son prefabricadas y están a punto de caerse; allí están los problemas más grandes”.

“Nosotros realmente estamos muy preocupados por la situación de las escuelas. Conocemos que hay recursos asignados en los distritos que ya deberían estar invertidos para reparar los baños, las bancas, pintar las aulas, arreglar sobre todo las puertas para tener algo de seguridad”, agrega el dirigente.

Con esa preocupación coincide Bolívar Potes, presidente del Frente Unionista de Trabajadores de la Educación (FUTE). “Ni los planteles de las áreas rurales ni los urbano marginales han recibido apoyo. El Ministerio de Educación, a través de los organismos desconcentrados, solo se limita a disponer que se realicen las mingas de limpieza y arreglos de los planteles con el aporte de los padres de familia. Pero no proporciona ninguna clase de implementos”, expresa.

En el régimen escolar de Costa hay 7.557 instituciones educativas. La situación física de las que están ubicadas en la zona rural y que sufrieron por las inundaciones es incierta.

Sandra Moreno, quien habita en el distrito Nueva Prosperina, confirma la situación. Alega que el centro educativo al que irá a estudiar su hijo se encuentra en un estado deplorable. 

“La infraestructura parece que se va a caer y los baños ni funcionan. Hay moho en todos lados. Me preocupa todo, incluida la seguridad que el año pasado fue nula. Es deprimente que mi niño vaya a estudiar en esas condiciones. Merecemos una atención digna. Pero nadie nos toma en cuenta”, argumenta. 

• Matriculación

Persisten las quejas para iniciar el proceso en la plataforma

Con el calendario escolar previsto hasta la semana pasada, las clases en la Costa debían haber comenzado el lunes 29 de abril.

Pero aparte de los apagones, Educación reconoció que aún falta matricularse un porcentaje de alumnos y les amplió ese período. No obstante, en esta semana han persistido las quejas de padres de familia por las fallas de la plataforma virtual y la falta de atención en los distritos para cumplir ese trámite.

2’439.508 estudiantes en el período lectivo pasado.

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