El desempleo es una realidad innegable: 7 de cada diez ecuatorianos no tienen trabajo y deben arreglárselas día a día para sobrevivir. Asimismo, los negocios (grandes o pequeños) y los emprendedores que llevan a cabo su actividad formalmente, afrontan serias dificultades para mantenerse a flote y cumplir sus obligaciones (sueldos, arriendos, tasas, impuestos, etc.).

La decisión judicial que dispone que el Municipio de Guayaquil autorice a los trabajadores informales a laborar en los alrededores de la Bahía pone a la defensiva a los comercios formales, que se ven perjudicados por la presencia de vendedores ambulantes al pie de sus establecimientos. La crisis económica genera situaciones en las que se enfrentan los intereses de ambos sectores, cada uno con razones válidas para defender sus posturas, por lo que las autoridades deben dar paso a soluciones creativas que favorezcan la coexistencia pacífica en beneficios de todos. Una opción sería la habilitación de los parques y plazas en los diferentes sectores de la ciudad, para que allí se ubique a los vendedores informales durante el mes de diciembre de cada año. En esta ocasión, se deberían habilitar estos espacios de manera inmediata para que los informales puedan generar ingresos sin afectar al comercio formal.