Editorial | Prevención de desastres: otra tarea pendiente
Ecuador debe fortalecer y aplicar sus planes de prevención y contingencia adaptándolos a cada zona territorial
Nuestro país, por su ubicación geográfica y otros factores, enfrenta múltiples amenazas naturales: erupciones volcánicas, terremotos, deslaves, inundaciones e incendios forestales. En las últimas dos décadas, un elevado porcentaje de la población ha sido afectado por desastres de gran magnitud, con pérdidas económicas de miles de millones de dólares y muertes. Aunque existen ciertos programas que promueven la investigación y planes para afrontarlos, la implementación de las acciones que ello conlleva enfrenta muchos retos. La falta de coordinación entre gobierno central y gobiernos seccionales, la edificación en zonas de riesgo y la falta de mantenimiento de infraestructuras críticas, así como el siempre postergado dragado de los ríos, agravan la situación. Asimismo, la cultura de prevención es débil. Para ello resulta indispensable incorporar la educación sobre riesgos a la vida cotidiana de la población, incluyendo la planificación urbana y la enseñanza escolar, pero tomando en cuanta la limitada capacidad institucional, sobre todo en municipios pequeños, lo cual reduce la efectividad de las medidas preventivas y de respuesta ante desastres.
Ecuador debe fortalecer y aplicar sus planes de prevención y contingencia adaptándolos a cada zona territorial, a fin de reducir la vulnerabilidad, mitigar los impactos de futuros eventos y evitar la pérdida de vidas.