Editoriales

El condenado

El corrupto hoy liberado sigue siendo una persona que fue condenada en Derecho por corrupción. No sale por bueno ni por mártir. Esa es la narrativa que quieren instalar los que fueron expertos en crear un Estado de propaganda

Maestros del Estado de propaganda mientras estaban en el poder, las mentes del correísmo saben perfectamente lo importante que es instalar una narrativa sobre los hechos, sin importar si cuadra o no con la realidad. Si es falsa o no, si es una manipulación o no.

Como con la liberación del exvicepresidente condenado por el caso Odebrecht. Será una victoria para ellos, pero quieren más. No les basta con que haya salido de la cárcel sin devolver un centavo de lo que está obligado por sentencia y es dinero de todos los ecuatorianos. Lo que quieren es instalar un mensaje:que salió hoy porque su condena fue injusta y que se está corrigiendo ahora lo injusto. Si fuera así, ¿no demandarían al Estado? ¿No reclamarían por perjuicios? Lo que pasa es que esa lectura de la liberación de un preso es una falacia.

No sale de prisión porque nunca debió entrar. Sale de prisión porque, de forma privilegiada y arbitraria, accede a garantías penitenciarias. Si son oportunas y apegadas a Derecho, es materia de más análisis. Pero es trascendental dejar claro que el corrupto hoy liberado sigue siendo una persona que fue condenada en Derecho por corrupción. No se ha revertido ni corregido ninguna injusticia. No sale por bueno ni por mártir. Sale porque los alcances de la deshonestidad son incalculables.