Perú, que por muchos años ha tenido crecimiento continuo, ha sufrido constantes escándalos de corrupción que han llevado a tres expresidentes a prisión preventiva y otro al suicidio en los últimos veinte años.

Ahora hay que sumar dos expresidentes más, fuera del cargo. Eso sin tomar en cuenta la era de Fujimori.

El 9 de noviembre el Congreso peruano destituyó al presidente Martín Vizcarra por “incapacidad moral” debido a acusaciones de corrupción, faltando menos de medio año para la realización de las próximas elecciones generales y a ocho meses de culminar su período.

El Congreso declaró la vacancia del centrista Vizcarra, correspondiéndole la presidencia del gobierno al jefe del Congreso, Manuel Merino, hasta completar el mandato actual, que finaliza el 28 de julio de 2021. Vizcarra tuvo un destino similar al de su predecesor, Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), quien no pudo completar su mandato al verse forzado a dimitir por presiones del Parlamento.

segundo juicio político. Vizcarra, que enfrentó por segunda vez en menos de dos meses un juicio político en el Parlamento, había dicho que su destitución, de producirse, traería “impredecibles consecuencias y graves costos económicos al país”. “Debemos ser consciente de que una vacancia presidencial incrementaría los temores, afectaría la viabilidad y la institucionalidad y esto traería graves costos económicos” y negó las acusaciones de supuestamente haber recibido sobornos cuando fue gobernador de una región peruana hace siete años. Este problema político ocurre cuando los casos de coronavirus suman 922.333 y los muertos 34.879 en Perú.

Lo sustituyó Manuel Merino, que presidía el Congreso, el cual acabó renunciando debido al grave levantamiento popular que acabó con dos vidas perdidas y miles de heridos.

Según las normas del Congreso, existe una mesa de tres diputados, uno de los cuales, Merino, ocupaba la presidencia. Por horas o días, Perú no tuvo presidente, pues no existe la función de vicepresidente.

A última hora los legisladores nombraron una nueva mesa presidida por el veterano congresista de 76 años, Francisco Sagasti, del Partido Morado, a quien se lo conoce como Don Quijote. Por presidir la mesa directiva le correspondió actuar como gobernante interino. Sagasti obtuvo la mayoría de votos sobre su rival, una congresista de izquierda, la escritora Rocío Silva.

Veremos si este nuevo presidente llega hasta las elecciones, pues depende de si logra mantener la mayoría de congresistas que votaron por él.