Antídoto

La cereza del pastel fue el ‘impeachment’, que perdió todos los fueros de legalidad y se convirtió un mecanismo venenoso de usurpación del poder
El presidente Lasso acaba de disolver la Asamblea Nacional (AN). Lo hizo luego de defenderse de las acusaciones de sus interpelantes en lo que era cualquier cosa, menos un juicio político. ¿Era el momento para hacerlo? ¿Aún podía ejercer esa facultad? La respuesta más simple es que no hay norma alguna que lo impida. Los presupuestos de oportunidad y temporalidad estaban cubiertos, pues aquellos únicamente se limitan a que: a) se la dicte por una sola vez; y b) que se encuentre dentro de los tres primeros años del mandato. Eso lo dice claramente la Constitución (art. 148) y además lo ha corroborado la Corte Constitucional (CC) en sentencia interpretativa (N°002-10-SIC-CC). En las formas, el asunto está plenamente ajustado. Pero aquí lo importante es lo de fondo: ¿hubo causales?
Partamos de la base de que es una prerrogativa constitucional que el presidente pueda disolver la AN. Y lo puede ser, por tres causales. Solo una de ellas (arrogación de funciones) requiere un control constitucional previo por parte de la CC. Las otras causales pasan por un acto de autoridad, de gobierno, absolutamente discrecional del presidente. Nadie puede, entonces, objetar el valor jurídico de estas decisiones, ni siquiera la CC.
Esto no convierte al presidente en un dictador. Por el contrario, él promueve un escenario que devuelve el control democrático al soberano -el pueblo- para que decida mediante el voto en elecciones extraordinarias y anticipadas.
Pero aquello de ejercer una potestad discrecional irrefutable en lo jurídico, también puede conllevar una arbitrariedad que lesione la democracia. De ahí la importancia de motivar adecuadamente su decisión.
El Decreto Ejecutivo N° 741 sí explica las razones por las que el presidente -a su juicio- aplastó ese botón de pánico llamado “muerte cruzada”. Principalmente, dejó clara la forma sistemática como el Poder Legislativo fustigó al Ejecutivo hasta neutralizarlo en dinámicas políticas para sacar a Lasso del poder. La cereza del pastel fue el ‘impeachment’, que perdió todos los fueros de legalidad y se convirtió en un mecanismo venenoso de usurpación del poder. Si esto no es grave crisis política, ¿qué es?
Al final en la AN se quedaron sin juicio ni empleo. Bien hizo la CC en inadmitir las demandas contra el Decreto.