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Matar al muerto

Avatar del César Febres-Cordero Loyola

Todos sabemos que no solo somos un país particular en lo bueno, sino también en lo extraordinariamente malo

En el Ecuador nos gusta sentirnos únicos. Nos llenamos de emoción cuando hablamos de todas las maravillas que solo podemos encontrar aquí: parajes repletos de fauna exótica, picos nevados que se elevan mas lejos del núcleo terrestre que el resto y tradiciones singulares que reflejan nuestra diversidad. Pero todos sabemos que no solo somos un país particular en lo bueno, sino también en lo extraordinariamente malo. Aquí, de la mano de políticos y notables vemos proezas más increíbles que cualquier prodigio de la naturaleza.

La más reciente de esas maravillas que nos traen nuestros próceres de medio pelo es la idea de que pueden salvar a la patria matando a un muerto. ¿Cuál es ese muerto? Nada más ni nada menos que el cuerpo político de la nación. No es cosa menor. Y proponen hacerlo con un mecanismo que tiene un nombre tan pintoresco que no me lo imagino siendo usado en otro país: la muerte cruzada. Ya hemos hablado bastante de la muerte cruzada, a quiénes beneficia y lo que pone en peligro. Ahora vale la pena preguntarnos por qué tanta insistencia en ella. Debemos ser generosos y asumir que si van por una propuesta tan pobre y peligrosa no es por malicia, sino porque nada más les queda. Si buena parte de la casta política y de los ilustrados solo puede pensar en seguir masacrando la nula estabilidad y gobernabilidad en el país, es porque nadie sabe cómo traerlas de vuelta. Han puesto a carniceros a revivir lo que a cualquier médico le significaría un reto. Y es que nuestro pobre muerto tampoco es que haya vivido muy sanamente.

Si la generosidad de nuestro análisis se siente muy dura, no nos sorprendamos. Examinemos a los salvadores criollos. ¿De qué proyecto o política pública habla el Gobierno? ¿Qué nos plantea el correísmo que no sea la revancha? ¿Cuál campaña emprenden las organizaciones sociales que sea accionable y sustentable? ¿Qué nos traen el resto de los actores políticos, aparte de sus pugnas internas o algún proyecto de ley reciclado? Las respuestas dan para pronóstico reservado.

Tal vez sean otros los que necesitan atención urgente y no el pobre muerto que dicen que quieren salvar matándolo otra vez.