La teoría del caos

Estamos mirando desde las redes sociales un Ecuador caotizado. Y nadie gana con eso
No hablemos ni de izquierda ni de derecha, porque -a estas alturas- esas etiquetas solo sirven para disfrazar los más estúpidos argumentos. Hablemos de lo que está permitido y de lo que es ilegal, sin un ápice de pasión.
La protesta siempre ha sido legítima y, más que eso, es un derecho que nos ha permitido avanzar como sociedad, dotándonos del poder de elegir a quienes nos gobiernan. Lo hemos repetido hasta el cansancio pero ¿sabemos cuál es el límite entre la protesta y la violencia? ¿Es protesta destruir calles, apedrear carros, incendiar llantas, quemar patrulleros, llenar de miedo al país, secuestrar, extorsionar a comerciantes, amenazar a empleados? No. Eso es violencia, es chantaje y es ilegal. Me dirán que no todos los manifestantes irrespetan el propósito de la lucha, y es verdad. Pero no podemos pretender que esta última protesta no ha servido para obedecer a intereses políticos. Nos pasamos preocupados por los derechos de las minorías, los cuales siempre deberán ser defendidos, pero cuando se ataca a la mayoría, callamos.
Esos amplificadores que, disfrazados de defensores, justifican la violencia simplemente porque no simpatizan con el gobierno de turno hacen lo que supuestamente repudian: agitar masas y generar violencia. He sido crítica de este gobierno desde el inicio, quiero seguir ejerciendo ese derecho y esa libertad, pero no puedo aprobar que se trate de instaurar el caos. Los gobiernos deben terminar sus períodos, es lo que sucede en democracia. Ningún ser humano de este país, en su extensa diversidad, logrará algo paralizando sus actividades. Y esto es tanto así que los problemas que hoy deberían ser titulares han dejado de serlo... se han postergado. Más bien deberíamos preguntarnos por qué Pachakutik y la Conaie, teniendo por más de un año la presidencia de la Asamblea y uno de los bloques más grandes de legisladores, no trataron estos temas, no propusieron nada y no viabilizaron los cambios.
¿Estamos hablando de los hospitales? ¿Del IESS? ¿Hablamos ya de la reestructuración de la justicia? No.
Estamos mirando desde las redes sociales un Ecuador caotizado. Y nadie gana con eso.