¿Por quién votar?

Ya conocemos a los sátrapas: votemos por nosotros, por el mejor, por el Ecuador.

Cada año cobra más fuerza la frase apocalíptica de que “Ecuador no desaparecerá por catástrofes naturales sino por malos gobiernos”. Las mafias políticas nos han robado durante estos 40 años de democracia. Decepción tras decepción, un futuro mejor que no llega, ha hecho que perdamos la confianza en los políticos. Pero este 7 de febrero hay que cumplir con la patria, con un voto consciente para que la historia no se repita. ¿Por quién votar? No confiemos en encuestas que, en su gran mayoría, responden a quienes las pagan. Hay que analizar como si fuésemos a contratar un gerente general. Miremos capacidad probada como administrador en lo público o privado; antecedentes personales que muestren honestidad, sin sospecha de corrupción directa o a través de terceros; preparación académica, comunicación asertiva; vida política activa de por lo menos los tres últimos años, evidenciando su vocación de servicio y defensa de los intereses nacionales. Por ley debe tener un plan de gobierno (no copiado), claro y sin vacíos, que permita conocer las principales acciones a tomar si llega al poder: Lucha contra la corrupción, plan de combate a la pandemia, manejo de deuda interna y externa, justicia independiente, seguridad interna (la delincuencia tiene más garantías), reducción del gasto público, producción petrolera, empresas públicas ineficientes, recaudación tributaria (¿aumenta impuestos?), inversión extranjera, nuevas fuentes de empleo, política de migración (¿por qué permitimos ingreso libre?), recuperar lo robado al fisco, educación virtual, política agraria, etc. No comparto aquello de que “el pueblo tiene la culpa”. Elegimos a quien llega con un mensaje de esperanza, prometiendo que hará las cosas diferentes para mejorar la situación; nos fijamos en su honestidad y seriedad. El correísmo llegó al poder en 2007 por el descrédito de la clase política. El pueblo eligió al que prometió hacer las cosas diferentes, pero ya en el poder, la ambición lo llevó a delinquir. Ya conocemos a los sátrapas: votemos por nosotros, por el mejor, por el Ecuador.

Julio Navas P.