Políticas acertadas
A fines del Consejo Supremo de Gobierno (1978), la Junta Monetaria asignó un fondo de 100 millones de sucres para que el Banco Central, a través de Foderuma, impulse un programa de desarrollo rural que redujera la brecha entre ricos y pobres en sectores de pobreza extrema, sector campesino agrario. Mientras existió (en 1996 que fue extinguido por ser era ajeno a actividades propias de un banco de bancos) logró reducir brechas en la calidad de vida de las familias que fueron beneficiadas con un sistema de créditos con bajas tasas de interés, asistencia técnica y presencia nacional; hubo acompañamientos con técnicos multidisciplinarios. Aquello, entre otros aspectos, permitió, a través de acciones, mejorar la economía familiar y del entorno, otorgando a los campesinos un espacio de identidad e integración a pequeñas y medianas formas de producción. Un buen ejemplo de que cuando se quiere se puede hacer algo en grande. La desaparición de Foderuma y de los programas de Desarrollo Rural Integral fue un desacierto. Es sensato pensar en recuperar esta buena y positiva experiencia para que en a mediano plazo se pueda entregar recursos económicos ordenada y planificadamente; no subsidiar pobreza sino crear riqueza, crecimiento sostenido, y disminuir la brecha entre ricos y pobres, una causa de los desequilibrios sentidos en las protestas de junio.
Wagner Mantilla Cortés