Deuda presidencial

No cabrían explicaciones ni justificaciones que sirvan si el poder que le otorgamos es usurpado por los enemigos del país. No queremos ser un Estado fallido, ni otra Venezuela

La destitución de Guadalupe Llori como presidenta de la Asamblea es un atropello a todos los principios éticos y legales que deberían respaldar los procedimientos del Legislativo, a más de ser una traición a la confianza conferida por el conglomerado ecuatoriano que, insólitamente, marca el inicio de otros actos que se anuncian públicamente y que complementarían la hoja de ruta impuesta por los politiqueros -que se consideran dueños del país- a sus bancadas, con el único propósito de acabar con el gobierno y tomarse los poderes del Estado para lograr impunidad por los delitos cometidos en los 14 años de la nefasta época perdida. La democracia fue concebida y adoptada para hacer viable la gobernabilidad, mas en nuestro país se abusa de ella utilizando la mayoría parlamentaria para favorecer la vigencia de la corrupción e impunidad y no para la fiscalización, elaboración de leyes y revisión y aprobación de las que propone el Ejecutivo, de vital importancia para el desarrollo y bienestar de la nación. Señor presidente, los millones de ecuatorianos creemos que ha llegado la oportunidad histórica para que el gobierno a su cargo desarrolle estrategias -que asumimos ya han sido diseñadas- para detener y desterrar a tiempo el embate del narcotráfico y la delincuencia que amenazan el orden establecido. No cabrían explicaciones ni justificaciones que sirvan si el poder que le otorgamos es usurpado por los enemigos del país. No queremos ser un Estado fallido, ni otra Venezuela.

Leonardo Cueva Piedra