Cínicos que desconocen el cinismo filosófico

El florecimiento humano depende de la autosuficiencia o autonomía

Todo es susceptible al cambio, nada es eterno, mucho menos las palabras, comportamientos sociales o actitudes individuales. Cinismo, en filosofía, se denomina la doctrina de los Cínicos, quienes pensaban que la única preocupación del hombre debía ser la virtud, pues solo a través de esta se puede alcanzar felicidad y liberación del sufrimiento en la incertidumbre. Nunca hubo una doctrina cínica oficial, mas sus principios fundamentales se pueden resumir así: el objetivo de la vida es la eudaimonía, desarrollo potencial de las personas (de lo que se es a lo que puede llegar a convertirse) y la claridad mental o lucidez. Significaba “liberarse del humo o torpezas, todo lo que significaba falsa creencia, insensatez, presunción”. Esto se logra viviendo en armonía con la Naturaleza. La arrogancia, causada por falsos juicios de valor provoca emociones negativas, deseos antinaturales y carácter vicioso. El florecimiento humano depende de la autosuficiencia o autonomía, la ecuanimidad, la virtud, el amor a la humanidad, la franqueza en el hablar y la indiferencia ante las vicisitudes de la vida. Uno de los caminos recomendados hacia dicha claridad: prácticas austeras que ayudan a liberarse de influencias -riqueza, fama y poder,- que no tienen valor en la Naturaleza. Una vida de trabajo duro y esfuerzo, traducida como virtud que permitía desarrollar el potencial de la mejor forma posible. Algunos malabaristas de la política equilibran ignorancia con arrogancia; saber con parloteo; juicio con suposiciones, convirtiendo sus ágoras en circos despreciables.

Ricardo López González