Cartas de lectores | Que se respeten los derechos humanos de la gente buena
Ese espíritu comunitario les permite tener mayor satisfacción y así combaten la soledad y la inseguridad
Según autores de libros como el de Andrés Openheimer, ¡Cómo salir del pozo¡, y la realidad de países desarrollados en Europa, como Dinamarca, “la equidad aumenta la felicidad”. Este país escandinavo registra uno de los niveles más bajos de desigualdad de ingresos del mundo porque ha desarrollado actividades comunitarias. El nivel de educación es mayor que el de muchos países de América y Europa, donde unen a la gente para crear un espíritu comunitario que les da un sentido de identidad, haciéndolos sentir más felices. Ese espíritu comunitario les permite tener mayor satisfacción y así combaten la soledad y la inseguridad, tanto en jóvenes como en jubilados.
Para iniciar y lograr estos grados de satisfacción es necesario reformar el sistema educativo lo más urgente posible, para evitar la preocupación de los padres porque sus hijos no tienen dónde mandarlos a estudiar, ya que los centros educativos tienen múltiples falencias, como el pénsum de educación en escuelas, que no ayuda a progresar. Ahora ni el saludo entre personas se practica. Además, existen edificaciones descuidadas en su mantenimiento en los sectores urbanos y sobre todo en las zonas rurales, donde los servicios básicos están ausentes.
Es de suma importancia que se trabaje para reducir la brecha entre ricos y pobres con el objetivo principal de que la población sea más feliz, ya que muchos sienten incomodidad al observar que los ricos tienen más dinero que los pobres. En Dinamarca el 20 % de la población gana casi cuatro veces más que el 20 % más pobre, siendo la brecha más pequeña del mundo. En Estados unidos es menor nueve veces y en América Latina la brecha es mayor. Por esta inmensa brecha existente es que se debe aumentar y mejorar los servicios básicos de la población ubicada en suburbios y zonas rurales, por la incomodidad que experimentan.
Señor presidente, rodéese de personas que lo sepan asesorar, anteponiendo nuestro bienestar; que predominen los derechos humanos de las familias buenas y no los de los delincuentes, con artificios bien estructurados destinados a desenredar la maraña de leyes y reglamentos que expresamente las colocaron con fines diabólicos y que nosotros no merecemos. Haga respetar la Declaración de los Derechos Humanos que ha sido traducida a más de 500 idiomas, pero que en Ecuador se la conoce solo para proteger a delincuentes.
Rodolfo López Osario