Cartas de lectores | La palabra trafasía y la política ecuatoriana

¿No es deshonesto que nuestro dinero financie las campañas de quienes sin ningún mérito ni derecho se presentan a elecciones para cargos públicos?

Hay palabras que se utilizan por moda, en algunos casos atribuyéndole significados ambiguos. Trafasía es una de ellas. Describe a plenitud acciones recurrentes de una clase política inmoral que mantiene a los ecuatorianos sometidos a sus perversos y particulares intereses. ¿No es deshonesto que nuestro dinero financie las campañas de quienes sin ningún mérito ni derecho se presentan a elecciones para cargos públicos, cuando lo justo es que si quieren ‘salvar’ a la patria, paguen de sus bolsillos sus aspiraciones? ¿No es engaño que se alíen oscuras organizaciones políticas para aumentarse el fondo partidario y sumar los magros votos obtenidos en conjunto, que el CNE contabiliza duplicados, manteniéndolos artificialmente activos? ¿No es picardía que muchos partidos camuflen en sus listas a personajes nefastos, socialmente repudiados, sin que se ejerza ningún control electoral al respecto? ¿No es argucia utilizar dudosos artificios legales para calificar y permitir la candidatura y elección de personajes que son investigados por perjuicios al Estado y algunos de ellos señalados por cometimiento de otros graves delitos? ¿No es artimaña mantener en importantes cargos de control y aplicación de leyes a personajes cuyo periodo institucional ha rebasado su fecha de caducidad, en perjuicio de la legalidad e institucionalidad del país? De allí la pertinencia de la palabra trafasía para calificar la mala fe de la clase política nacional; deshonestidad, engaño, timo, estafa, argucia, treta, picardía, mala fe, son algunos sinónimos que describen fielmente sus artimañas.

Teófilo Villón Barros