Es lamentable reconocer que nuestro sistema está agotado, por lo cual se recomienda a la ciudadanía participar activamente en política, ciencia, arte, cultura, intelectualidad, tecnología, etc. Debe haber integración de total inclusión, que nadie se quede sin participar de estos principios. Debe darse el renacimiento de las proclamas de la Revolución Francesa: “Libertad, Igualdad, Fraternidad y Sangre”, y de la vigencia de la Declaración Universal de los DD. HH., que tiene 30 artículos; un documento que marca un hito en la historia. Elaborada por representantes de todas las regiones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales fue proclamada por la Asamblea General de NN. UU. en París, el 10 de diciembre de 1948 en su Resolución 217 A (III), como ideal común para todos los pueblos y naciones; y estableció, por primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo entero y ha sido traducida a más de 500 idiomas, incluyendo los principios de la Revolución Industrial. La especie humana es capaz de ampliar sus posibilidades corporales mediante la producción y utilización de “prótesis”. Esta lucha ideológica no es un reflejo natural; es lucha entre intenciones humanas, lo que nos permite hablar de opresores y oprimidos, de justos e injustos, de héroes y cobardes.

Lic. Ricardo Ordóñez J.