La señales de alerta respecto a la salud del rey Carlos de Inglaterra se encendieron ante los rumores que indicaban un deterioro en su salud. 

La mañana del 26 de abril, distintos tabloides publicaron la noticia de que la realeza puso en marcha la operación Puente de Menai.

Este plan aborda la preparación del anuncio de su fallecimiento, el lapso oficial de luto y los pormenores de la ceremonia fúnebre de Estado. 

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El nombre asignado a esta operación hace alusión al icónico puente colgante de Menai, ubicado en Gales. Todo ello se da en el contexto del reciente diagnóstico del monarca por cáncer, del que no se conocen los detalles.

No obstante, y pese a lo que muchos creía, desde el corazón de la casa real se ha anunciado una mejoría en la salud del hijo de Isabel, tal como dieron a conocer en un anuncio para los medios.

“Su Majestad el Rey regresará pronto a sus deberes públicos después de un período de tratamiento y recuperación tras su reciente diagnóstico de cáncer”, explica el comunicado.

Sea cierto o no, la realeza debe adelantar jugadas cuando se trata de cortejos fúnebres y cambios en la línea sucesoria. Y así lo han hecho desde el fallecimiento de la reina Isabel, con el plan conocido como Operación London Bridge, concebido desde 1960, apenas unos años después de que asumiera el trono británico.

Desde el inicio de su reinado, se empezaron a elaborar los protocolos que se seguirían en caso de su muerte. Incluso se los cortejos fúnebres fueron planificados desde el día siguiente del deceso de su madre, la reina Isabel II, siempre con la mirada puesta en el futuro.

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