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Miguel Ángel Patiño, músico guayaquileño de la escena underground que vive en Quito.
Asegura que nunca abandonará el underground musical, porque ahí están sus inicios.Instagram.

Miguel Patiño: “Hay que tener lealtad con la música”

EXPRESIONES pone la lupa sobre Quito para entender los factores que le han permitido a su escena independiente dar un salto de calidad.

La semana pasada, EXPRESIONES conversó con el arreglista y compositor Cheché Narváez acerca de la música independiente en Guayaquil. Esta vez visitamos Quito para conocer cómo se mueve su escena a través del testimonio del también porteño Miguel Patiño, radicado en la capital desde hace 18 años y que, como buen bajista, conoce a qué ritmo late el corazón de ambas ciudades.

  • LA TRIADA CLAVE: PÚBLICO, BANDAS Y ORGANIZADORES

Has desarrollado la mitad de tu vida musical en Quito y la otra en Guayaquil. ¿Tienes una idea clara de la diferencia entre ambos universos?

Yo veo que en Quito la gente es más organizada, algo que se puede evidenciar en tres aspectos básicos: el público, los artistas y los organizadores de eventos.

Comencemos entonces conversando sobre el público.

La gente en Quito está pendiente de lo que sucede en la agenda cultural. Antes era más difícil, porque tenías que esperar el periódico para saber qué había el fin de semana, un concierto, una obra de teatro, un show de la sinfónica. Ahora por Internet el público puede estar más al tanto y compra su boleto para asistir a los eventos, ya sea al norte, sur, centro o los valles.

Algo básico para que una escena sea autosustentable.

Claro, porque si no hay ese apoyo, es muy difícil que haya una buena escena. Además el público consume material de las bandas, paga por sus discos, camisetas, gorras o las presentaciones vía streaming, porque incluso durante la pandemia el músico se las ‘inventó’ para mantenerse activo.

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En Guayaquil es tan reducido el público que termina siendo el mismo para todas las bandas. ¿Sucede lo mismo en la capital?

Aquí también. Hay festivales en los que se han presentado artistas de todo tipo. La gente va y disfruta, conoce nuevas bandas y comienza a seguirlas. Lógicamente hay escenas muy específicas, los punkeros, los deathmetaleros; pero hay mucha apertura.

¿Y en cuanto al segundo aspecto: las bandas?

Me gustaría hablar antes sobre los organizadores de shows, un factor decisivo, porque saben que para dar un espectáculo de calidad, el público que asiste tiene que estar cómodo, debe haber buena iluminación, buen sonido, buena logística. No digo que todo sea perfecto en Quito, pero hay gente que sí se preocupa de esos aspectos. Y cuando tal empresa organiza un evento y la gente sabe que hace un buen trabajo, asiste sin dudarlo.

Y eso da pie para que las bandas se preparen mejor.

Claro. Todo va de la mano. Las bandas se ven obligadas a profesionalizarse.

¿Entonces la gran falencia en Guayaquil es la falta de gestión?

En la escena under guayaca en los 90 había muchas deficiencias, pero ya de los años 2000 para acá ha habido una mejoría. Creo que si hubiera un poco más de unión, podrían hacerse cosas de muchísima mejor calidad. En Quito, por ejemplo, hay una escena jazzera muy buena, gracias a la unión y organización de sus músicos, lo que abarca conciertos, grabaciones e incluso escuela de jazz. Un ejemplo de lo que se puede cuando hay trabajo en conjunto.

  • LA MÚSICA COMO TRABAJO: DIVERSIFICARSE O MORIR

El hecho de que la escena quiteña sea sólida, significa que hay mucha competencia a nivel profesional para los músicos.

Sí. Vivir de la música es muy complicado. Demanda tiempo, prepararse. Para ser músico, así no toques o domines todos los estilos, tienes que conocer algo de cada género. La música es mi vida y me ha costado bastante, porque vine de una familia en la que nunca hubo músicos. Pero toca enfrentarse a eso y hacerlo bien. O más allá de eso, tratar de hacerlo perfecto, para poder ganarse el respeto.

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  • Es amplio el abanico de opciones laborales que tiene un músico, más allá de tocar.

Me ha tocado aprender otras cosas para entender mucho más el arte. He aprendido cómo funciona el escenario, lo mágico que es, sobre tramoya, iluminación, aparte del sonido, que es lo mío. Eso me permite comunicarme mejor tanto con los músicos como con el resto de profesionales implicados en un show.

La pandemia fue para muchos una oportunidad para prepararse mejor.

Durante el encierro estudié sobre grabación y producción. Y lo sigo haciendo. Me he comprado equipos para ello y estoy trabajando en varios proyectos interesantes que espero que pronto vean la luz.

A pesar de su trabajo como sonidista, músico de sesión y en tributos a grandes bandas, usted no se ha desvinculado de la música subterránea extrema. ¿Por qué?

El underground nunca lo voy a abandonar, ahí empecé a gatear, allí di mis primeros pasos. Es parte de mí. Al underground lo llevo en la sangre y me satisface mucho que aún se mantenga vivo.

  • PROYECTOS QUE ESTÁ 'COCINANDO'

Con Killme (superbanda formada por exmiembros de Total Death, Templar Martyr y Cruks en Carnak) están en etapa de masterización de su primer demo.

Está grabando para los grupos de pop Z7bra y Jotatres.

Está produciendo un proyecto de pop rock con temas de su autoría compuestos hace más de dos décadas y que han sobrevivido la prueba del tiempo, junto al cantante guayaquileño Mickey Flores.

  • TAMBIÉN DIJO

“Pertenezco a una generación ‘sánduche’, por así decirlo, porque he tocado con músicos de la vieja guardia, empíricos en su mayoría, y también con los más jóvenes, con conocimientos académicos en teoría musical y producción. Es bueno aprender de ambos mundos”.

“Yo no he ido a una academia o universidad. Soy autodidacta. Pero mi gran ventaja es haberme rodeado de muchos buenos músicos de los que he aprendido bastante, como los guitarristas lojanos Jorge Pauta (Trifullka) y Richard el ‘Pulpo’ Rodríguez (Barro) o los bateristas quiteños Steve Rolling (Cruks en Karnak) o Carlín Sánchez (3vol).

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“Hay que tener lealtad a la música, ojo con eso. Yo respeto la música, creo que con la música no se juega. Yo vivo de la música y soy una persona muy feliz haciendo lo que me gusta”.

  • MÁS SOBRE ÉL

En Guayaquil, su ciudad natal, Miguel Patiño (nacido en 1980) formó parte de agrupaciones de metal como The Ripper, Incarnatus y Abismo Eterno.

En Quito ha tocado y grabado para Amazon, Esto es Eso, 333, Crossfire, Nata Cassette, entre otros. Actualmente pertenece a las bandas quiteñas Hemisphery (power metal progresivo), Killme (doom) y Z7bra (pop).

Laboró como sonidista en el Ballet de Cámara y como técnico de sonido del Conjunto de Cámara de la Casa de la Cultura en la capital.