Se van perfilando los últimos detalles para que el 6 de mayo se lleve a cabo la coronación de Carlos III. El monarca inglés no ha dejado nada al azar.

En este proceso ha tenido en gran consideración a su hermana, la princesa Ana y le ha ofrecido un papel simbólico y de poder, además tendrá el honor de ser la primera mujer en Reino Unido en desempeñarlo. Se trata de ser Gold-Stick-in-Waiting, cuya traducción literal sería ‘palo de oro en espera’, un papel que, hasta ahora, solo había sido desempañado por hombres.

Ese rol comienza a desarrollarse en la dinastía de Tudor, en el siglo XV. En ese entonces, el que iba a ser rey debía elegir a dos oficiales de élite, uno que fuera el ‘Palo de Oro’ y otro que fuera el ‘Palo de Plata’, para que el soberano estuviera a salvo durante la ceremonia de coronación.

Su función era protegerlo a toda costa y por eso debían estar siempre junto a él. Otorgándole esta oportunidad a la princesa Ana, Carlos le ha concedido el mérito que ha tenido a lo largo de los años y le ha reconocido su labor como miembro en activo de la corona. Su hermana ha sido una gran ayuda tanto para él como para su madre, la reina Isabel II.

Tras la ceremonia de coronación, la tía de Guillermo y Harry será la encargada de proteger a Carlos y Camilla cuando ellos se movilicen en el carruaje de oro camino al palacio de Buckingham desde la abadía de Westminster.

La princesa Ana será la que vaya tras esa carroza dorada velando por la seguridad de los monarcas. Tras ella, que irá a caballo, habrá 6.000 efectivos de las Fuerzas Armadas. Todo un despliegue que dará grandiosidad a este desfile en el que también participarán los príncipes de Gales y sus hijos y otros miembros de la Familia Real británica.

El rey recompensa así a la princesa por su lealtad y su devoción al deber. Los dos hermanos siempre han estado muy unidos y el monarca ha dejado claro a lo largo de su reinado que la princesa Ana es un gran pilar para él y en el que no duda en delegar ciertas funciones reales.

Siempre ha estado en la sombra, alejada de la atención mediática, pero siempre disponible. Tanto es así que Carlos no ha dudado ni un segundo en rendirle tributo tanto a su figura como a la de su hermano Eduardo, que los ha nombrado sus regentes. Un acto más que demuestra el apego y la confianza que tiene el monarca británico con sus hermanos.