Han pasado 13 años desde la muerte de Amy Winehouse. La artista británica no ha perdido ni un poco de popularidad desde que no está en este mundo. Así lo indican sus números en plataformas musicales, que han demostrado que su trabajo la convirtió en inmortal.

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Ocupa el lugar 410 dentro del listado de los 500 artistas más escuchados del mundo en Spotify, lo que deja ver que siempre su público está en busca de sus temas para conectar con el dolor y oscuridad de su brillante jazz.

Ahora hay un repunte en torno a su nombre, gracias al estreno de la biografía que dirige Sam Taylor Johnson, y que ya está en cines de Ecuador.

Los 27 años de vida de Amy transcurrieron entre la luz y las tinieblas. La felicidad de una niña judía londinense, que se apasionó rápidamente por la nostalgia del pasado, por la estética de los sesenta y hacía que su entorno suene a jazz, rhythm and blues, soul y ska.

Su voz siempre le permitió viajar en el tiempo al interpretar a quienes consideraba sus grandes referentes, como Frank Sinatra y The Ronettes.

Fue esa pasión por el pasado que marcó su estilo, claro está, sin olvidar que Amy siempre tuvo como impulso cantar sin tapujos su cruda realidad.

A ella, la música de su generación no le parecía atractiva, pero con el aprendizaje de los instrumentos que recibió de su hermano mayor, Alex, supo canalizar todo lo que su corazón sentía.

Desde la adolescencia fue diagnosticada con depresión, incluso llevaba medicación. Esto a consecuencia del divorcio de sus padres, quienes habían descubierto sus atributos como artista.

Pero de sus dolores se toca poco en la cinta hollywoodense. Los titulares de aquella época, junto con sus graves problemas de adicciones y estrambótico estilo de vida asombraron a toda una generación entre el 2003 y el 2011, años en los que estuvo activa musicalmente.

“Nuestra película está enmarcada por el álbum Back to black, y en mi mente es una historia de amor, y a partir de ella nació el álbum”, explica la directora.

Pero para entender las verdaderas motivaciones de Amy hay que reconocer todos sus traumas del pasado y desmistificar la relación, bastante tóxica, con su marido Blake Fielder-Civil.

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•  “La triste y brillante verdad es que casi todos los días de la vida de Amy están documentados”, explica entre emocionada y apenada la directora Taylor-Johnson.

• Por eso, su historia era fácil de recrear. “Podía buscar cualquier imagen que coincidiera con un evento o un momento y decir: ‘Esto es lo que tenía puesto ese día’. Entonces, desde una perspectiva de investigación, podíamos ser muy minuciosos a la hora de encontrar cada una de las piezas”.

•  En la película también se utilizó ropa y joyas reales de la artista. Los diseñadores que trabajaron con Amy en aquella época fueron de gran ayuda, y Dolce & Gabbana hizo una réplica exacta del vestido que Amy usó para su actuación en los Grammy.

• El maquillaje de la protagonista se utilizó para representar su viaje. “Amy decía que cuando se sentía menos segura y confiada, siempre quería más, más y más. Así que el peinado se volvía más abombado y los ojos más negros”, explica la productora Alisson Owen. Y continúa: “Puedes ver cómo aumenta el glamur, pero luego ves cómo se vuelve más desordenado, y creo que eso contribuye a la angustia”.

¿Quién es Marisa Abela?

Desde la visión de Amy. Esa es la consigna de esta historia que se enmarca en lo entregada al amor y al arte que estaba la prometedora artista. La directora Sam Taylor-Johnson y el guionista Matt Greenhalgh empezaron su trabajo en Los Ángeles para discutir la trama. “Trabajamos sobre aquello que pensamos que era interesante de su vida”, explica Greenhalgh. La investigación se realizó a través de las numerosas entrevistas que Amy concedió a la prensa y de las letras de sus canciones, en lugar de partir de artículos y libros escritos sobre ella sin su colaboración. 

“Esto era desde el punto de vista de Amy, así que si Amy lo había dicho, eso es todo lo que necesitaba saber”, expresa Greenhalgh, quien usó las propias palabras de la artista como trampolín para escribir sus diálogos. Una vez más, destacar su talento y carisma fue primordial. “Realmente queríamos asegurarnos de que se celebrara su vida y no se quedara atrapada en lo obvio; drogas, alcohol, toxicidad, problemas con los padres, las cosas con las que la prensa la hundió. Su voz, talento, actitud y honestidad estuvieron en primer plano”.

Para llevar esto a cabo, fue necesaria la participación de una actriz que sepa personificar su particular encanto. Ella es Marisa Abela, de 27 años. Su debut televisivo se dio en el 2020 con las producciones Cobra e Industry. Pero en el 2023 ya fue parte de Barbie, por lo que su nombre se está colando en los grandes títulos de la industria.

El equipo necesitaba de alguien que pudiera interpretar a la protagonista de forma convincente entre los 17 y los 27 años. “No queríamos necesariamente a una doble; no queríamos a alguien que hiciera una imitación; queríamos a alguien que pudiera representar el papel”, dice Owen.

“Sam tenía muy claro que cantar era algo secundario para ella, pero resultó que dimos en el clavo, porque Marisa cantaba de maravilla y canta toda la música de la película, y es absolutamente fenomenal”.

La música es vital en esta historia y por eso la importancia de ponerle voz propia con el característico estilo de Amy fue vital. “Yo canto, pero nunca había intentado cantar en el estilo de alguien más, mucho menos el de Amy, quien tiene un estilo tan específico y auténtico”, expresa Abela quien, al igual que su personaje, es de la zona norte de Londres. “Creo que al principio ninguno de nosotros estaba seguro al 100 % de cuánto íbamos a utilizar mi voz... pero para mí era muy importante hacer todo lo posible para volcarme en este papel”.

Su angustia y dolor

Las adicciones, la bulimia y la complicada relación con Blake quedan plasmadas en la historia. Pero algunos fans consideran que deja muy bien parado a gran parte de su entorno. “Es un lavado de cara para las personas que hicieron de la vida de la cantante un infierno de sobreexplotación y que, tristemente, después de su muerte la siguen usando”, comenta en Twitter el fanático Martín Venegas.

“En la cinta todo fue muy rápido y no se cuenta cuánto le costó llegar al éxito y la construcción de su mejor álbum”, señala su seguidor Hansel Green. Quien admite que, en general, fue mejor de lo que esperaba tras las críticas en Internet.

En la película, el asedio de la prensa queda perfectamente retratado, algo que fue contado bajo la mirada de Blake Fielder-Civil, quien se reunió con el actor Jack O’Connell que le da vida en la producción.

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