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Área. El parque Samanes ha quedado abandonado por las autoridades, esto ha dado paso a la llegada de los ciudadanos infractores para reclamar estas tierras que son protegidas.CHRISTIAN VASCONEZ

El declive del parque Samanes, una puerta a la irregularidad

El área verde de Samanes fue invadida por cerca de 3.000 personas. El descuido y falta de actividades, a juicio del ciudadano, da cabida a los actos

Que el parque Samanes, un área protegida y uno de los poquísimos pulmones que sobreviven aún en Guayaquil, el fin de semana se haya convertido en el blanco de los ciudadanos que quisieron, de forma irregular, asentarse para levantar sus casas, resulta preocupante; pero, a decir de la comunidad, no tanto porque un punto más de la ciudad está siendo vulnerado con este tipo de desorden; sino porque desvela cómo el área por estar en abandono, como lo ha contado EXPRESO, se ha vuelto frágil.

TerrenoLa zona invadida representa más de 60 hectáreas, y esta contiene varias especies de flora y fauna que se encuentran en peligro de extinción.
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“Si no hubiese en ese parque tanto monte que te cubre de los pies a la cabeza, si no estuviese tan oscuro; si sus juegos no estarían dañados; si pocos son los que visitan ya el sitio. Si no hay áreas delimitadas, la gente no lo vería jamás como un sitio para asentarse ilegalmente. ¿Por qué no pasa esto en Cerro Blanco, en vía a la costa; en el parque La Carolina, en Quito; o en las áreas verdes de Cuenca? Simplemente porque ahí hay cuidado. No hay cabida a pensar que están abandonados”, se quejó Lourdes Mendoza, una habitante de Álamos Norte que veía con indignación cómo decenas de personas intentaban allí instalarse.

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Llegada. Los ciudadanos que reclaman estos terrenos trajeron machetes, colchones, sillas e incluso parlantes. La comunidad exige más control y protección hacia el pulmón urbano.CHRISTIAN VASCONEZ

EXPRESO estuvo en el sitio el pasado domingo, donde las autoridades, entre ellas las de Inmobiliar, a cargo de la administración del parque; y de la Secretaría Técnica de Prevención de Asentamientos Humanos Irregulares, retiraron alrededor de 1.500 personas. Sin embargo, en una declaración Evelyn Montalván, secretaria general de Asentamientos, señaló que al punto vulnerado, del lado de la autopista Narcisa de Jesús, días previos habían retirado a otras 1.500 más.

Una forma de reavivar la zona y darle protección está en crear un sendero. Así no solo hay un espacio para entretenerse y hacer turismo, sino que habría guardianía y guardabosques.

Patricia Macías, habitante de Samanes 1
Una lavadora de ropa, junto al brazo de mar y frente al manglar que cubre la zona.

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Entre los matorrales, donde ayer los vecinos y visitantes confirmaban si había más gente arribando, se pudo encontrar hasta colchones y pedazos de madera que estaban siendo colocadas como una especie de estaca.

“Es inconcebible que esto esté pasando y que volverá a pasar porque el parque está en el último grado de importancia del Gobierno. Si al área se la explotara positivamente, otro sería el escenario. Nadie se atrevería a lastimarlo. A tocarlo”, indicó Clara Vinueza, quien a diario, “pese al temor”, utiliza la pista de bicicleta para ejercitarse.

Hay que concientizar a las personas, informarlas de que esta zona es protegida y un pulmón importante para Guayaquil. Los ciudadanos no pueden tomar cualquier terreno solo porque sí.

Mabel España, habitante de barrio Garay 

“No solo la zona construida del parque está olvidada, el terreno que lo rodea, todo en el mismo predio, no tiene un solo letrero, ni está podado. Ningún policía, metropolitano o uniformado pasa por ahí. Está a la intemperie. Por eso pasan estas cosas. Pasó con el parque del skate del suburbio, también con el ubicado a metros de la terminal. La desatención y el quemeimportismo de las autoridades son la puerta abierta al vandalismo y a los asentamientos”, señaló Gustavo Loor, residente de Samanes.

Como opción para mantener vigilado el espacio y mantenerlo con visitas, los ciudadanos exhortan a las actividades ecológicas.

Hay que hacer del parque una zona más amigable. No tiene carteles, nada que diga que el área es protegida. Está en abandono y claro, de eso se aprovechan los infractores. 

Walter Herrera, habitante de la ciudadela 9 de Octubre

“Si hay tanta flora y fauna allí, necesitamos de biólogos o técnicos que hablen de ella. ¿Por qué no incentivar a la creación de huertos? ¿Por qué no dar luz verde al senderismo de verdad? El parque es un área protegida, pero nadie está resguardándola”, pensó Patricia Macías, de la primera etapa de Samanes.