“Bienvenido seas, mi niño adorado // ven a nuestras almas, niñito // ven, no tardes tanto”, cantaba Ángela Roa la noche del martes 19 en su domicilio en la ciudadela Pradera 2. Lo hacía frente a una laptop. Del otro lado de la pantalla, varios familiares estaban conectados a través de una aplicación de videollamadas.

Ellos realizaban la tradicional novena, aunque de una forma muy ligada a los tiempos actuales: desde la virtualidad.

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Y es que la inseguridad ha comenzado a afectar costumbres de los guayaquileños. Roa manifestó que tomaron la decisión de realizar esta celebración religiosa para evitar problemas.

“Tenemos miedo de que (al ver) un número grande de personas con niños que vamos, los vayan a amedrentar pensando que llevan celulares y no queremos pasar ese susto”, expresó.

Roa lleva más de 34 años de efectuar esta celebración en forma ininterrumpida. No obstante, desde el 2020 ha intercalado entre la presencialidad y la virtualidad debido a la pandemia de la COVID.

Añora las épocas en las que llegaban a las casas de sus vecinos con cánticos e infantes disfrazados como pastores y eran recibidos con algarabía.

“Actualmente estamos como doce familias, pero antes éramos como 22, pero algunos han fallecido, otros se han separado de la religión católica y nosotras seguimos con las personas que voluntariamente quieren venir”, manifestó Roa.

También el martes 19, un poco más temprano, vecinos de cuatro manzanas pertenecientes a la ciudadela Sauces 6, en el norte, se reunieron en el parque de El Niño para celebrar un nuevo día de novena.

Quince niños, utilizando vestimenta de pastores, caminaban entre los asistentes y cantaban el villancico El Burrito Sabanero.

Enseguida, las 30 personas congregadas en los alrededores de una cancha deportiva, se levantaron para seguir con los cánticos y elevar oraciones.

Susana Pineda es una de las organizadoras de este evento, que se desarrolla desde hace ocho años en cada diciembre.

“Nosotros queremos mantener la tradición de los pesebres, el nacimiento viviente hacemos. Nombramos a cada madrina y ella se encarga de darle refrigerio a los niños y (organizar) todo. Participamos las cuatro manzanas (314, 231, 318 y 315), unas 30 familias”, dijo.

La ciudadana comentó que lo más importante para desarrollar este evento es la colaboración y participación activa de sus vecinos. “Hemos formado un club de amigos que se llama Unidos por el cambio”, sostuvo Pineda.

Este miércoles 20 tenía previsto terminar la novena. La noche de este jueves 21 se realizará la fiesta navideña para los niños de esas manzanas, con la entrega de regalos y comida, en la cancha deportiva.

Que no se está perdiendo esta tradición católica, aseguró Pineda. “Se debe mantener siempre, porque es la recordación de Nuestro Señor Jesucristo”, dijo.

Ella indicó que entre sus oraciones, claman porque vuelva la seguridad a los barrios. Por su parte, Roa pidió por la paz en el Ecuador. “Hemos pedido por la salud de los integrantes, por trabajo, y que el Niño Jesús ponga su mano, que Dios Padre ponga su mano y evite estos asesinatos”, manifestó la ciudadana.

En diversas zonas de la urbe también desarrollan novenas. Este miércoles 20 culminó la realizada por la familia Altamirano Cruz, en las calles 27 y segundo callejón S, en el suburbio. Entre cánticos de niños y oraciones, también pidieron por la paz.

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