El Municipio de Guayaquil, liderado por Aquiles Álvarez, hasta ahora dice cuáles son los motivos por los que decidió montar cercos eléctricos sobre las rejas de diferentes tramos del Malecón 2000, situado en el centro. ¿Es un freno a la informalidad? ¿Se trata de una acción por temas de seguridad? ¿Qué paso con aquella idea de que se quiten las rejas de este punto? Son algunas de las interrogantes que EXPRESO plantea llevar a la entidad en una entrevista desde el viernes 20 de octubre, pero por ahora no hay un pronunciamiento.

Este es un tema que ha desatado un sinnúmero de reacciones. Por un lado están los que consideran que favorece a reforzar la seguridad, teniendo en cuenta la ola delictiva que golpea a la urbe; mientras que en la otra orilla se encuentran los que catalogan como extrema la medida y creen que así no se resuelven los problemas de inseguridad en los espacios públicos.

En tanto, este Diario conversó con Nicolás Romero, director de Mercado del Río, situado en el Malecón, quien manifestó que la medida “le parece bien”. “El malecón históricamente es uno de los sitios más seguros y la ciudad está cambiando. Desgraciadamente el Gobierno no tiene control sobre la delincuencia en el país y me parece que las ciudades deben tomar medidas, me parece bien”, comentó.

Romero también aprobó las acciones que se puedan ejecutar en torno a la informalidad. “No veo al Gobierno haciendo (algo) y cualquier decisión que el Municipio tome en ese sentido va bien”.

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Pero César Cárdenas, coordinador del Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos, califica a la medida como “inadecuada” y hasta cierto punto “peligrosa”. Lo que sí tiene claro Cárdenas es que esto “frena” el acceso al punto de los trabajadores autónomos. Y ante ello, envió un exhorto al alcalde.

“El exhorto es que busque otras formas de instalar seguridad. No está siendo creativo, está haciendo lo más fácil, que es instalar un sistema (de cerco eléctrico), cuando hay otras formas, como que el Malecón tenga un sistema de vigilancia con altavoces que llamen la atención si ven a alguien que se trepa las rejas, o puedan llamar a la Policía Metropolitana”, sugirió Cárdenas, al afirmar que así se evitarían accidentes y habría un mejor control del acceso.

Cárdenas sentenció que los espacios públicos son precisamente para el público y por esto es que, a su juicio, “no debería haber ningún tipo de restricciones y peor poner ese tipo de medidas de una supuesta seguridad”.

Un equipo de EXPRESO volvió a caminar por diferentes tramos del malecón y notó que hay diferentes actividades culturales. Como se respira un ambiente de Halloween, varios negocios tienen esta temática, y hay stands que ofrecen diferentes productos. En medio de este escenario, la venta informal no se observa como antes se daba. Sin embargo, diferentes comerciantes pululan en intersecciones como la Junín, 9 de Octubre, Víctor Manuel Rendón o la Diez de Agosto.

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En estos puntos, por ejemplo, hay algunos que alzan sus brazos con botellas con agua o snacks para ofrecerlos a los conductores que detienen su marcha cuando los semáforos cambian a la luz roja. Mientras que otros se ubican cerca de las puertas de ingreso para ofrecer sus productos a las familias o personas que entran o salen. También están los vendedores que entre las rejas ubican botellas con agua y desde ahí buscan llamar la atención de los visitantes.

Trabajadores del interior del malecón prefieren no pronunciarse, aunque concuerdan en que el cerco eléctrico sí les da un escenario de seguridad. No obstante, los motivos de la colocación de este cerco por parte de la autoridad continúan pendientes.

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