Disfrutar de una corvina asada con patacones, arroz y salsa criolla frente a un paisaje con árboles grandes y verdes, con barcos anclados en el borde costero, acompañado del sonido apacible del agua y de la fresca brisa sobre el rostro, es posible dentro de Guayaquil. Aunque este sitio está al lado del tráfico, el ruido de la ciudad es casi imperceptible en el Mercado Minorista de Mariscos, situado en el suroeste de Guayaquil, junto al puente Portete.

Un sitio donde no solo es posible adquirir mariscos frescos, sino también degustar deliciosos platos que van directo del mar a la mesa. Dentro hay sitios para estacionar los vehículos y se cuenta con personas que vigilan.

En el ala derecha del mercado hay cuatro locales para venta de comida que atienden de lunes a domingo, desde las 07:00 hasta las 15:00. Un lugar donde prima la limpieza con mesas cubiertas de manteles plásticos gruesos de llamativos colores, como el rojo, verde o azul.

Al ingresar a este espacio, el estero y todo su entorno captan la mirada e inmediatamente el cliente es transportado a otro ambiente, distinto al ruidoso y caluroso clima de la urbe porteña. Este brazo de mar tampoco despide su olor particular ni los locales que venden los productos del mar. La brisa del Salado genera frescura al comedor y también cambia la sensación térmica característica de Guayaquil.

Ever Moreira desde la parroquia La Aurora, en Daule, se traslada hasta este sector por su corvina asada con arroz con menestra, patacones y salsa. “Este es el único lugar donde lo sirven así, el resto solo con la salsita”. Moreira es de Balzar, pero vive desde hace muchos años en Guayaquil y este sitio le encanta porque a pesar del calor, puede disfrutar junto a su novia de un espacio agradable, ya que “por más sol que haga, no se siente el calor. El manglar y el estero, creo yo, hacen que tengamos un mejor ambiente”, pese a estar al pie del puente.

Otros platos que a Moreira le encanta degustar son el ceviche mixto y el de concha. Él siempre frecuenta el primer local de comidas, aunque en todos los locales hay variedad gastronómica. Ofrecen arroz marinero, con camarón, con concha o con cangrejo; además de filete de pescado, sudado de albacora, camarón apanado, encebollado, cazuela mixta y marinera. En cuanto al ceviche, también hay de camarón, pescado, calamar y de cangrejo.

Lo que más vende Marino Vera, uno de los propietarios de los locales de comida, es el ceviche mixto, el arroz marinero, el filete de picudo frito o a la plancha y la corvina frita. Todo lo prepara en el momento, afirma. Los sábados, domingos y miércoles son los días que tiene más comensales, además de los feriados. Él trabaja junto a sus tres hijos y esposa en el cuarto local.

Rocío Guzmán, de 54 años, quería cambiar de ambiente, salir un poco de lo cotidiano, por lo que su amigo Segundo Arias, de 51 años, la invitó a este lugar. Por primera vez ella visitó este comedor y se pidió un encebollado. Le encantó comer frente al estero. Ellos viven cerca, por la 38.

A Segundo Arias le encantó volver a este sitio (hace 12 años que no lo visitaba) y comer tranquilamente, sin el temor de que lo asalten. “No he escuchado que algo haya pasado en este lugar”, mencionó.

Por otro lado, Daniel Villacís, de 23 años, cuenta que cada vez que va, los locales tienen mucha clientela y lo atienden muy bien, por lo que siempre regresa; pero lo que más aprecia es que no hay presencia del humo de los buses. “Me gusta estar aquí”.

Villacís vive en el suburbio y le gusta visitar muy a menudo el sitio. Él y su amiga Brigitte Barzallo, de 20 años, disfrutaban un ceviche y un arroz marinero, respectivamente, junto al borde del Salado, donde además se deleitaban del paisaje.

Para Mauricio Fajardo, dueño del segundo local de comidas, el Municipio de Guayaquil debería volver a promocionar este sitio como en su momento lo hizo Jaime Nebot, ya que desde la administración pasada no lo difunden, por lo que ha bajado el número de comensales. A su criterio, este sitio debería ser considerado una parada turística, ya que el Salado brinda un mejor ecosistema y el aire es más fresco que en otros puntos de Guayaquil.

Con Fajardo trabajan dos personas. Cada mes invierte entre cuatrocientos y seiscientos dólares y de ganancia le quedan aproximadamente trescientos dólares. Para él, las ventas tuvieron mayor éxito cuando el sitio fue reinaugurado tras la regeneración urbana. Aunque entre semana la clientela es baja, los sábados, domingos y feriados son de ‘temporada alta’, como ir a la playa.

La regeneración llega hasta el puente portete

Actualmente el Municipio de Guayaquil está realizando trabajos de regeneración urbana desde la Av. 42, Teodoro Wolf, hasta el puente Portete. En estas obras, el Cabildo realizará una inversión de 1'987.601,99 dólares, más IVA, a través de la Fundación Siglo XXI.

Este trabajo comprende la adecuación de las aceras norte y sur, desde la Av. 42 hasta la subida del puente, es decir que serán intervenidos 795 metros. El propósito de esta obra es soterrar todo el cableado de servicios. Además, se reemplazarán las líneas aéreas de media y baja tensión, así como las redes aéreas de comunicación por redes subterráneas, indica Olivier Dumani Ramírez, gerente general de Fundación Guayaquil Siglo XXI.

Este lugar era una zona regenerada, pero sin sistema soterrado. Además, ejecutarán trabajos en los exteriores del mercado y darán mantenimiento a las áreas verdes.