Vehículos particulares se estacionan en el carril exclusivo de la ciclovía ubicado en la Novena y Capitán Nájera.

Los moradores del sector suburbano aseguran que esta infracción sucede a diario y nadie la sanciona.

“Hemos denunciado esta situación en la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM), pero ningún uniformado ha venido a ejecutar los controles respectivos. Aquí nadie respeta nada porque las autoridades no ejercen controles ni sanciones”, se queja Adela Muñoz, quien habita a pocas cuadras de la mencionada ciclovía.

En cambio, los vecinos de la décima etapa de la ciudadela Alborada, norte de la ciudad, dicen estar cansados de los robos y asaltos que se producen en el sector.

Señalan que las rondas policiales son insuficientes y que eso es aprovechado por los hampones para cometer fechorías. 

“Queremos que los patrullajes sean constantes para que vuelva la tranquilidad que la inseguridad nos ha robado”, señala Mariela Campos, residente de la manzana 140 de esta ciudadela.

Mientras, en los exteriores del colegio Provincia de Tungurahua, ubicado en Sauces 2, personas desconocidas botan la basura en horarios inadecuados. Los vecinos piden sanciones y más control. 

“La acumulación de basura se convierte en un foco para la proliferación de mosquitos y roedores que pueden causar daños a la salud de los residentes de este sector. Gracias a Dios los estudiantes ya están de vacaciones, porque ellos serían los más perjudicados”, menciona Carlos Manrique, quien habita a pocos metros de la entidad educativa.

En otro punto de la ciudad, en la ciudadela Miraflores, los habitantes dicen estar cansados del ruido que provocan los vendedores ambulantes que pregonan sus productos en horas de la mañana.