Subir y bajar la escalinata que enlaza la calle Sexta con la Séptima, en Lomas de Urdesa, se ha convertido en una actividad peligrosa e inimaginable para Bolívar Maldonado, residente de más de 50 años del sector, que lamenta ya no poder ejercitarse en el sitio como lo hacía hace un par de meses.

Con el ceño fruncido explica que esto se debe a los desperdicios que se acumulan en las gradas y los fétidos olores que se perciben en los diferentes rincones de la estructura, que se ha convertido en “urinario colectivo”. Y a decir de otros residentes, en un sitio en el que rondan los delincuentes.

• Este Diario solicitó información al Municipio respecto a si existe algún tipo de proyecto u obra para mejorar las escalinatas en ambos sectores. Sin embargo hasta el cierre de la edición impresa del martes 27 de julio, no hubo respuestas.

Ante este escenario, Maldonado realizó una limpieza en el lugar como medida para mitigar el problema. Sin embargo, no ha sido suficiente, por lo que sugiere a las autoridades municipales que desarrollen un plan para rescatar esta escalinata, que antes era utilizada por los habitantes para acortar camino entre ambas vías.

Con ese pensamiento coincide Iván Bermeo, otro morador, quien rememora que la escalera fue desde hace décadas, un punto de encuentro donde los jóvenes hacían actividades físicas y recreativas. Pero al igual que su vecino, se queja del estado actual que presenta, por lo que nadie en el vecindario se arriesga a subirla.

“Lo que debería ser un acceso rápido entre la parte baja y alta resulta imposible porque te roban, la ruta está llena de basura, las personas hacen sus necesidades y hasta consumen drogas. Da pena ver el estado en el que se encuentra la estructura, que arquitectónicamente es linda”, comenta Bermeo, quien asegura que por la falta de iluminación en el entorno (las luminarias no encienden), los delincuentes las usan como vía libre para robar o huir de un asalto.

A Claudia Santos, guayaquileña de 31 años, dos hombres le robaron hace dos meses cuando llegaba prácticamente al último escalón. “Salieron de la nada, no alcancé a regresarme. Estaban armados y se fueron en moto. El lugar estaba desolado”, lamenta.

EXPRESO realizó un recorrido por el lugar y constató, además, que en ciertos espacios de la reja, ubicada al costado de los escalones, hay huecos donde se acumulan desperdicios, ropa y botellas alcohólicas. Los grafitis también proliferan en las paredes.

Escenas similares se repiten en la escalinata que se encuentra en la calle Guayacanes entre la Quinta y Las Monjas, pero allí el escenario es más desalentador. La maleza, fundas de desechos y los malos olores son algunos de los problemas que se evidencian. Incluso algunos indigentes han hecho del espacio su hogar.

Así lo confirma María Isabel de Medina, quien vive cerca a la estructura y ha denunciado el hecho, vía Twitter, para que las autoridades actúen. “Hace poco, retiraron de ahí un colchón, pero aún hay maleza. No es posible que cada vez que envíe un oficio o comente vía redes sociales hagan algo. Las acciones deben ser otras y permanentes”, cuestiona.

Otro daño que se registra en la estructura es el deterioro de los escalones debido al crecimiento de las raíces de los árboles, por lo que la residente recomienda que se coloque una reja o un muro, tal como está en la parte superior de la escalera.

• Los vecinos piden apoyo a la Policía

Frente al temor que percibe la comunidad en Urdesa, el pasado 14 de julio siete residentes, liderados por Galo Pacheco, tuvieron un encuentro con el mismo número de policías de cada una de las UPC que integran el vecindario para exponer sus pedidos. Entre las conclusiones figuraron la importancia del botón de pánico, que no todos los vecinos lo tienen y las estrategias que los uniformados se comprometieron a realizar en los próximos días, incluidas las escalinatas. “Nos explicaron los procedimientos que van a ejecutar y la delimitación de cada zona. Nos dijeron que quieren tener más personal y vehículos”, señaló Pacheco. Otros moradores piden más rondas policiales, sobre todo en las noches, cuando inicia el toque de queda.