Abandono total. Es como los residentes de Samanes 7 describen el parque de las manzanas 2247-2250, como un botadero, el cual está lleno de maleza, desechos y juegos que incluso han sido parte de ellos, hurtados.

La comunidad se contactó con EXPRESO para que visite el lugar, debido a la poca atención que este punto ha recibido por parte de las autoridades locales, y poder visibilizar la situación que tanto aquejan.

El espacio de recreación se encuentra del lado de la avenida Teodoro Alvarado Oleas, cerca del cuartel de bomberos de la zona. Sin embargo, pese a la cercanía del parque con un edificio público, no recibe la atención que necesita y es dejado al olvido.

“Aquí lleva años sin ser atendido, los ladrones se ocultan entre la maleza que ha crecido hasta la cintura, hay otros que se toman este espacio que está vacío para consumir drogas. Todos los antisociales lo usan, pero ningún niño puede por el poco cuidado y juegos que están rotos y oxidados”, exclama Francesca Vidal, habitante del sector.

Al igual que ella, el resto de ciudadanos concuerda con esta situación que lleva años sin ser atendida, como se debe, por parte del Municipio de Guayaquil, asevera la comunidad.

Pues de acuerdo a uno de los dirigentes del comité barrial del sector, este parque nunca les fue entregado de manera formal.

“Una vez se terminó la construcción de la obra, ahí quedó el trabajo del Cabildo, pero nunca hicieron una entrega formal del parque y ahí quedó todo. Ahora se han robado los aspersores, cables de luces y se ha hecho una complicación constante el tener que mantener este parque con la plata y esfuerzo de los vecinos”, detalla Jhonny Macías, morador y parte de la directiva de esta etapa.

Ahora, no tienen aspersores, pues cuando van a reclamar por ellos a Interagua, les indican que en este espacio nunca se realizó una entrega formal y no pueden proceder a la reposición correspondiente.

Sin embargo, han logrado mantener las luminarias funcionales, al pedir que estas sean conectadas directamente con los postes de luz y así recibir energía, pero ahora estas luminarias pasan prendidas las 24 horas del día, detalla Macías.

Pese a esto, es el barrio el que mantiene el parque.

Se paga a jardineros, se habla con la empresa pública para ofrecerles cada cierto tiempo servicios de riego y luz, pero aseguran que el Municipio no efectúa ninguno de estos trámites.

“Solo vienen una o dos veces al año para cortar el césped, y ahí muere”, detalla Luis González, habitante de la manzana 2250 de esta etapa.

Ante esta problemática, EXPRESO se contactó con el Municipio de Guayaquil para conocer a qué se debe esta inacción, y la falta de una entrega formal, según los habitantes del sector.

Pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

“Tiene tanto potencial, tiene juegos, una glorieta hermosa, un camino corto, pero si estuviese cuidado, los moradores estarían felices de tener otro espacio para la recreación de sus hijos y para respirar aire puro... Pero es casi imposible pasar de la glorieta, que está al inicio, por toda la maleza que invadió el parque, la basura que lo decora y los juegos oxidados y con partes faltantes”, asevera Rocío Soria, moradora de la séptima etapa de esta ciudadela, quien hace un llamado de atención a las autoridades y señala que el trabajo del cuidado de los parques es en conjunto de la Alcaldía y la comunidad, no solo de la comunidad.