Piqueos de Tily
María Matilde Cruz de Cornejo, creadora de Piqueos de Tily. CHRISTIAN VINUEZA/EXPRESO

La historia de una guayaca que decidió 'vencer' al coronavirus con emprendimiento

Guayacos: A María Matilde Cruz de Cornejo la Covid-19 le quitó a su esposo, pero las ganas de sacar adelante a sus hijos la llevó a emprender en plena pandemia con 'Piqueos Tily'

Guayacos es una sección en la que contamos historias de los habitantes de Guayaquil, vidas que alimentan y hacen más rica esta ciudad. Relatos que ayudan a conocer mejor la madera de la que están hechos.

María Matilde Cruz de Cornejo siempre quiso ser chef y trabajar elaborando y vendiendo variedades de piqueos y platillos exquisitos, que la gente disfrute y "se chupe los dedos". Una meta que logró ahora, a sus 50 años de edad, después de que el destino la pusiera "entre la espada y la pared" y que le tocara a ella misma ingeniarse una vía para salir de ese encrucijada. Fue una gran prueba de vida que superó con éxito, cuenta.

Su esposo, quien era consolidador de carga y quien le juró estar con ellas en las buenas y malas, nunca permitió que  le faltara nada. Sin embargo, la pandemia de la covid-19, como a millones de personas, le hizo una mala jugada y apagó su luz, dejando a esta guayaquileña, triste, viuda y sin ingresos.

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En la sala de su casa, situada en la urbanización Las Cumbres, en el norte de Guayaquil, se percibe un apetecible aroma de carne de cangrejos recién fermentada con especias y dulces de caramelo. Viene de la cocina, a unos tres metros del comedor, desde donde ella va y viene, apresurada, con piqueos, salsas y cubiertos. Instala para exhibir, en el centro de la mesa, un conjunto de dulces negritos, un mousse de cangrejos y una rosca de sushi. Estos platillos son llamativos y sabrosos.

“La rosca de sushi, una de las más pedidas, la armo en un molde. Primero hago el arroz de sushi, que es un arroz especial, luego le pongo un poco de queso crema, luego el camarón, mayonesa, zanahoria picada, luego aguacate... es todo un proceso de capas”, detalla y explica sonriente.

Con estos piqueos y otros como ceviches, copa mexicana, bolas de queso con higo y macadamias acarameladas, Tily, como la llaman en casa, ha creado su emprendimiento de cocina desde la comodidad de su hogar, desde mayo pasado. Pero este no es cualquier negocio. Es la fuente de ingresos que sostiene la casa, paga la universidad de su hija menor; y que sobre todo le ha permitido trabajar oficialmente por primera vez y la ha empujado a estudiar en la Escuela de los Chefs, un sueño que aguardaba desde hace décadas en su interior.

“Me di cuenta que, de verdad, nunca es tarde para empezar a cumplir los sueños. Yo jamás tuve la necesidad de trabajar, mi esposo, con quien me casé a los 21 años de edad, pagaba todo en nuestro hogar con su trabajo, luego tuve mis hijos y me dediqué a ellos y aunque siempre quise ser chef, nunca vi la necesidad de cumplir ese deseo hasta ahora”, narra a EXPRESO.

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“Cuando mi esposo fallece, a mí me tocó reinventarme, sabía que tenía que hacer algo para tener ingresos para la casa, entonces decidí emprender con mis piqueos y dedicarme a esto. Yo les dije a mis dos hijas, que aún dependen de mí ¡hay que levantarnos, trabajar y salir adelante! Con el apoyo de ellas empecé a ofrecer para vender los platos. Ellas me ayudaron a potenciar las redes sociales y de pronto tenía pedidos de todas partes de la ciudad. Luego añadimos al menú comidas como caldo de bola y otras típicas”, narra con un brillo en sus ojos que traspasan sus anteojos. 

Los meses con más aislamientos domiciliario fueron los meses más rentables para el negocio de Tily y fue cuando se demostró a ella misma lo muy bien que cocina, la fortaleza que tiene para emprender un negocio y la valentía de arriesgarse sin miedo a transitar por nuevos caminos. Además que finalmente, revela, cocinar terminó siendo su mejor terapia para no ahogarse en la pena de haber perdido a su esposo.

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Su negocio de comida llamado 'Piqueos Tily' inició en mayo pasado y ya tiene más de 22.000 seguidores en Instagram. Es que aunque Tily haya tomado en serio las riendas de su emprendimiento ahora, no es una cocinera improvisada. Estos manjares los preparaba desde hace 8 años de manera inusual para amigos y familiares.

“Mis amigos, quienes saben que soy apasionada de la cocina, me pedían a veces que les hiciera copa mexicana, bolas de queso y así me iban recomendando. Pero nunca antes me imaginé que podría vivir de este negocio”, detalla. Ella aprendió a cocinar bien desde muy jovencita, influenciada por sus padres y viendo y practicando recetas en revistas e Internet.

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Los pedidos son a diario. La mayoría de los clientes de Tily son de vía Samborondón, vía a la costa, Los Ceibos, entre otras ciudadelas del norte y hasta ha tenido pedidos en otras provincias y para llevar congelados al extranjero. La acogida fue tanta, que se ha convirtió en la principal motivación de Tily para entrar a estudiar cocina y especializarse profesionalmente en ellos.

En enero de 2021 se inscribió a la Escuela de los Chefs, de donde cuenta, está aprendiendo técnicas alimenticias y a conservar las salsas, que le dan el toque especial a sus piqueos.

Si sabes de un personaje de tu barrio o círculo que todo el mundo debería conocer, escribe a lopezk@granasa.com.ec