“Imagina que vas con tu hijo y te encuentras que un grupo de personas realiza un acto impúdico en pleno parque Seminario... Si ya en los vecindarios estos espacios han sido tomados por la delincuencia, uno al menos espera que en estos más grandes haya seguridad. Aterra”.

Así es cómo resume Jorge Avilés, un padre de familia, la experiencia de haber sido testigo de un hecho de índole sexual, ocurrido en esta área verde de Guayaquil. El caso lo hizo público en un hilo de Twitter, en cuya red se desnuda una realidad que no solo se produce en estos sitios, sino también en áreas turísticas. Pero lo que más le preocupa es que cada vez esto se vuelva una acción cotidiana, y que frena las visitas de familias enteras.

Esto demuestra que el espacio público no hace honor a su nombre: ser público; la recreación y disfrutar sin miedo del sitio se limita. Otros ejemplos, así como lo ha publicado EXPRESO, es que las puertas de diferentes áreas verdes se mantienen bloqueadas, al igual que hay infraestructuras inutilizadas. Todavía no hay un argumento por parte del Municipio frente a esto.

Ante el reclamo ciudadano suscitado en el Seminario, o conocido como Parque de las Iguanas, el director de la Policía Metropolitana, Jaime Dávalos, aseguró que “no hay registros” de aquello, y que tampoco hay casos similares durante el 2021 ni en lo que va del 2022. “Si fuera el caso lo hubiéramos retenido y entregado a la Policía Nacional; que lo llevan a la Fiscalía para la formulación de cargos”, precisó.

Sin embargo, diferentes ciudadanos refutan la respuesta, pues aseguran que estos casos se dan con mayor frecuencia al término del día y hasta ocurren en los baños públicos. Las quejas sobre los encuentros sexuales también apuntan al Malecón 2000.

“Eso no es un secreto. Hace mucho tiempo pasa eso, incluso hombres que están en situaciones comprometedoras. A veces me toca ir a un baño de una heladería o cafetería cercana para evitar esas escenas”, cuenta Gabriela Cedeño, habitante de la ciudadela Los Vergeles, quien evita ir a estos lugares.

Que las parejas aprovechen estos sitios para dar rienda suelta al morbo y sus pasiones no es nuevo. De hecho, en febrero de 2020, se viralizó un video en el que dos hombres practican actividades sexuales en el juego mecánico La Perla, en el mismo malecón.

Luego, en septiembre de 2021, recorrió en las redes sociales otro audiovisual en el que se observa a dos jóvenes teniendo sexo. En aquella ocasión ocurrió afuera del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC). Las ramas del bambú, que están en la parte delantera del establecimiento, taparon a la pareja.

De acuerdo con el departamento de Comunicación de la Fundación Malecón 2000, hasta el momento, no se ha recibido algún “reporte formal” de algún caso similar a este último. Sobre cómo actúa la entidad frente a estos hechos, esta asegura que se cuenta con personal de seguridad privada y el apoyo de la Policía Nacional (Unidad de Turismo), “sin perjuicio de la responsabilidad compartida que tienen los operadores que actúan en el Malecón”.

En su respuesta, agrega que se instruye al personal técnico administrativo, así como a los contratistas que ejecutan labores como seguridad, limpieza y mantenimiento. “Estas acciones se complementan con el monitoreo permanente por medio de un sistema de circuito cerrado y comunicación (radio)”, puntualiza la entidad.

No obstante, más voces alertan de que estos actos abruman a la hora de dar un paseo y piensan dos veces antes de ir junto a sus hijos. Una de ella es Mayra Pazmiño, quien junto a su esposo maneja la cuenta de Instagram @mamacondatos, que informa a otros padres sobre qué espacios de la ciudad se pueden visitar.

“Lamentablemente en Guayaquil existe el peligro por la delincuencia, que hace que no salgamos a los parques, nos limita. Ahora es totalmente diferente porque los pequeños corren riesgo al igual que nosotros. Este es un tema delicado, es una triste historia que estamos viviendo”, se queja.

Ella reserva el nombre de la ciudadela privada donde habita, pero no calla al denunciar que dentro de estas, asimismo, hay reportes en los chats comunitarios de que visitantes extraños llegan en vehículos, durante la noche, y transforman el sitio en “automoteles”. “La Policía conoce de estos casos”, remarca.

En el parque Centenario, a juicio de transeúntes, la prostitución, tanto masculina como femenina, es otro mal que no se retira del espacio. Esto ocurre tanto en la mañana como en la noche y se apodera hasta de los alrededores. Para ciudadanos como Solange Macías, recorrer el parque le representa temor. “Me gustaría que sea un punto obligado de familias, pero está lejos de serlo por los consumidores de drogas y sí, la prostitución”, dice.

Los hechos de acoso sexual, así como lo publicó este rotativo, también se dan en la transportación pública. En marzo pasado se dio a conocer que el sistema Metrovía ha recibido 233 alertas de mujeres. De 18 que siguieron el proceso, 14 persistieron.

“Hay denuncias, pero no están documentadas”

Que hasta ahora le dan información sobre un caso de una pareja que tuvo una relación sexual en la aerovía y que, efectivamente, sí hay denuncias de los actos impúdicos en los espacios públicos, pero que no están documentadas. Es lo que argumenta el concejal independiente del Municipio Héctor Vanegas.

“No he tenido ninguna respuesta. (...) Generalmente los oficios que presento se demoran en contestar. En este tema debería haber más controles, para eso hay personal municipal, no solo de la Policía Metropolitana sino de guardias privados”, expresa.