Los Esteros
La estructura, ubicada en Los Esteros, está detrás del colegio Letras y Vida.Cortesía

La comunidad alza la voz y exige dar solución a los problemas del barrio

Los lectores de EXPRESO denuncian vivir cerca de estructuras que se han convertido en refugios de infractores, y de calles insalubres que los enferman

En la manzana 11 A de Los Esteros, justo detrás del colegio Letras y Vida, la ciudadanía convive con una estructura de caña que fue levantada hace 18 meses por los contratistas municipales para tener algo de sombra mientras ejecutaban obras cerca.; sin embargo, ese espacio hoy es utilizado por  infractores y consumidores de drogas, según denuncian las familias, en su mayoría adultos mayores. 

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Ellos advierten que aquel espacio que sirvió entonces a los trabajadores, ahora es usado hasta como escondite de los delincuentes que asaltan cada vez con más frecuencia en el parque y callejones del barrio. "Como siempre, todo en Guayaquil se desconfigura. Hasta hace algunos meses, en esa estructura veíamos a los maestros con planos, arena, cascajo. Los veíamos descansando en los días más calurosos... Pero ahora, vemos entrar y salir a gente de dudosa procedencia, que lamentablemente nos hace pensar mal. Gente con la que resulta imposible interactuar aunque lo intentemos porque nos mira mal. ¿Se puede convivir así? Imposible", se contestó Lourdes Tapia, habitante del entorno. 

Frente a esta situación, la comunidad hace un llamado a que el Municipio derribe la estructura, a fin de dar por terminado a menos parte del problema. 

  • "Sin techo ni paredes que cubran las fechorías que hacen, se van a ir; que es lo que ahora nos urge por todo lo que estamos viviendo en la ciudad. Lo siento, pero no puedo confiar en nadie", señaló Emilia Peñaherrera, del mismo vecindario. 

Sin embargo, esta es apenas una de las denuncias que emiten los guayaquileños y por las que exigen algún tipo de reacción para vivir mejor.

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Quienes habitan en la sexta etapa de la Alborada, por ejemplo, alzaron su voz para asegurar que no toleran más caminar por las calles del barrio, puesto que huelen mal. Las alcantarillas están insalubres, emanan olores fuertes e incluso hay agua empozada y de coloración verde alrededor de algunas estructuras. 

Exigen una intervención. "Llevamos meses diciendo que en esta etapa resulta imposible hasta cruzar en carro. Hay un olor fuerte, desagradable. Todo huele a podrido. Y es una pena, porque en esta zona además de vivir familias entreras y niños, hay dos centros comerciales grandes cerca que congregas a los turistas. ¿Será que se van felices sintiendo esos olores nauseabundos? No creo, me apena esto", indicó Augusto León, residente

  • La Pradera, harta del desorden en sus calles

En otro punto de la ciudad, en la Pradera 3, en el sur de Guayaquil, los residentes se quejan de convivir con calles sucias y con huecos, y con un ruido ensordecedor, causado por los tráileres que recorren y ‘duermen’ en las vías. 

El barrio se ha convertido en el parqueadero de los vehículos pesados, alegaron; al advertir que hay días en los que simplemente no pueden meter o sacar su carro del garaje o estacionarlo al pie de sus hogares, porque están allí los camiones. "Es injusto y un desorden completo. Estoy harta", sentenció Mariana Delgado, residente del barrio.