Karina Bajaña menea tres hojas con indignación, afuera de la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL). Son dos planillas de consumo de energía eléctrica y una solicitud que tiene que llevar al Gobierno de Litoral. ¿Para qué? Ni ella misma lo tiene claro.

“Nos dijeron que llevemos esto al Ministerio (Gobierno) del Litoral para que vayan otra vez a inspeccionar (el medidor de su vivienda)”, dijo la usuaria, jadeante por el intenso sol de mediodía del martes 3 de marzo.

No es el calor lo que la agobia, reitera, es haber acudido por tres ocasiones hasta las oficinas de la CNEL, ubicadas en La Garzota, sin que nadie le responda por qué, de pagar 35 dólares mensuales, sus planillas de enero y febrero marcaron 100 dólares cada una.

Dentro, el área de atención al cliente está más ‘caliente’ que el pavimento porteño. Decenas de usuarios salen molestos y frustrados porque, según dicen, sus planillas no reflejan la energía eléctrica que han consumido. Y, para colmo, insiste el argentino Eduardo Assan, les toca pagar dichos montos porque sino “nos cortan el servicio. Es un cien por cien de aumento en cada planilla y ya he venido a reclamar dos veces”, sisea con su acento extranjero.

En su local de asados, ubicado en Albonor, paga entre 60 y 70 dólares. Esta vez, su factura reflejó 180. Hasta le tomó una foto al medidor, que comparó con los registros de CNEL y estos no coinciden.

Desde hace más de un año se detectaron fallas en la lectura de los medidores, hecho que fue reconocido por Wilfrido Veintimilla, en ese entonces gerente de CNEL. Esto hizo que la corporación terminara unilateralmente el contrato que mantenía con Sercoel, una empresa que se encargaba de realizar las lecturas. No obstante, los problemas se repiten.

Para Víctor Coloma, presidente del Colegio Regional de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos del Litoral, la fiscalización que se realiza a la entidad es pobre y es necesario transparentar los procesos de lectura. “No tienen la rigurosidad de verificación, no hay quién les haga presión para que se cumplan todos los parámetros para hacer una buena lectura de manera general y global”, comenta.

Lamenta que no se ejecute lo que estipula la Ley Orgánica de Defensa del Consumidor, que “los consumidores tienen el derecho a un trato transparente, equitativo y no discriminatorio, o abusivo de parte de los proveedores de bienes y servicios, especialmente en lo referido a las condiciones óptimas de calidad, cantidad, precio, peso y medida”.

“Nosotros como colegio advertimos que se estaba promediando la lectura. Entonces, cuando verdaderamente tomaron lecturas, llegaron los inconvenientes. Ellos han provocado que la ciudadanía colapse y se incomode”, opina.

Y los reclamos provienen de diferentes zonas de la ciudad. David González ya está cansado de reclamar. En CNEL, según el usuario que vive en La Garzota, le han dicho que su problema es que tiene dañado el medidor, pero sigue inconforme con lo que detalla su planilla. “Lo único que me dicen es que me dan plazos para pagar, máximo dos semanas”, lamenta, también agitando una planilla que refleja 259 dólares. Nada comparado a los 170 que solía cancelar.

EXPRESO se contactó con CNEL para solicitar respuestas a estos reclamos, pero dijeron que hoy enviarían las respuestas a las interrogantes planteadas.