El futuro del puente peatonal que une a Guayaquil con la isla Santay pende de la decisión que tome una mesa técnica, que trabaja en el tema desde el pasado lunes 25 de octubre de 2021. Se formó en la primera semana de octubre, a raíz del accidente que sufrió una embarcación de bandera brasileña, que chocó contra la estructura. Fue el cuarto siniestro que involucra a la estructura y, como consecuencia de ello, se espera una revisión de expertos antes de volverlo a abrir al turismo. Por ahora solo cruzan quienes viven en la isla.

Previo al accidente, el presidente Guillermo Lasso ya había recibido un informe -con fecha 14 de septiembre- firmado por el entonces ministro de Defensa, Fernando Donoso, mediante el cual se recomendaba retirar la estructura.

Una postura que también tiene José Segovia, presidente de la Corporación de Prácticos Marítimos del Puerto de Guayaquil; y Byron San Miguel, exdirector de Inocar, especialista en hidrografía y oceanografía, además de ser miembro del Foro Río Guayas, quien fue invitado a la mesa técnica que estudia el futuro del puente.

Pero, retirar el paso no es fácil. En primer lugar hay que tener el dinero para ello, como mencionó Rafael Espinosa, presidente del Colegio de Ingenieros Navales del Ecuador. “Y como no hay el recurso económico, lo mejor es aplicar los protocolos para evitar los accidentes”, indicó en una entrevista publicada el pasado martes 26 de octubre de 2021, en EXPRESO.

No obstante, hay expertos que defienden la permanencia del puente en ese sitio. Este Diario salió también a preguntar a la ciudadanía si está de acuerdo o no con la salida del puente. De 20 personas consultadas, 18 consideran que la estructura debe quedarse porque sirve para hacer ejercicios y sin mucho gasto económico se puede hacer ecoturismo con la familia.

El ecologista y miembro de la Asociación Amigos de Santay, José Delgad,o cuestiona que más bien se debe cuantificar las naves que han pasado sin ningún problema y que los accidentes ocurren cuando no se toman las precauciones. Destacó que más de dos millones de personas lo utilizaron entre 2014 y 2017, lo que para él demuestra que “el puente ya es de los ciudadanos, de los turistas, de quienes viven en Santay y de los deportistas que gustan de ir en bicicleta”, dijo.

Delgado también objeta la falta de solidaridad empresarial. “Temo que se sataniza la obra porque se hizo en una época de política diferente. Lo que hay que hacer es corregir los protocolos de las maniobras en el río”, resaltó.

Delgado invitó a ver lo positivo que exista del puente. Por ejemplo, resalta que se ha evitado la emisión de 10.454 toneladas de dióxido de carbono. Sin el paso se hubieran usado embarcaciones de 30 pasajeros para dos millones de personas que visitaron la isla, entre 2014 y 2017, que son las estadísticas públicas que tiene. “Para tener una mejor idea con la emisión del CO2, se hubiera necesitado de 10,45 hectáreas de manglar, lo equivalente a 11 campos de fútbol, para absorber esa cantidad de CO2”, destacó.

La solución que da César Viteri, sargento primero de la Armada, en servicio pasivo, es que se pongan balizas inteligentes, para que se las detecte en el radar del buque que pasen por el sitio; y así se puedan evitar los choques, además de que prácticos con suficiente experiencia sean los que guíen a los capitanes y así evitar la idea o propuesta de sacar el puente.