La cuarta troncal del sistema de transporte terrestre Metrovía, el paso a desnivel sobre la avenida Juan Tanca Marengo, el primer centro comercial para comerciantes ambulantes, son algunas de las obras que pretende inaugurar el Municipio de Guayaquil en este año.

En noviembre pasado, el Concejo Cantonal aprobó un presupuesto de 685 millones de dólares para el 2024, un 4 % más respecto al año anterior.

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El mayor porcentaje de ese presupuesto (36,84) corresponde a obra pública y proyectos sociales, es decir, unos $ 252 millones (ver gráfico adjunto).

Una de las obras previstas para este nuevo año es el Quinto Acueducto, cuya finalidad es dotar de agua potable a sectores del noroeste de la ciudad como Monte Sinaí, Sergio Toral, a un costo de 55 millones de dólares.

Según el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, el presupuesto que se fijó para este año recogió los pedidos barriales. Sin embargo, hay deudas históricas que tienen las últimas administraciones locales.

Los atolladeros en horas pico cada vez se vuelven más extensos. La falta de agentes municipales de tránsito en puntos caóticos agravan esta situación.

Marcela Quintero reside desde hace 25 años en la ciudadela La Pradera 2, en el sur. El paso de pesados tráileres por la ubicación de bodegas de empresas en este sector mantienen destruidas varias calles. Tienen años con este problema.

“Esta es una zona con alta carga vehicular, y no han pensado en algún plan para mejorar el tránsito. ¿Vamos a seguir esperando otro año más para que atiendan nuestro reclamo?. Nos hemos acostumbrado a vivir así y no está bien vivir así, nuestros carros se han dañado algunas veces”, manifestó la ciudadana.

Para Galo Ruiz, de la ciudadela Alborada, el Municipio debería intervenir diversos espacios públicos a lo largo de la ciudad. Algunos de ellos, con décadas en estado de abandono.

Recuperar estas áreas para brindarles oportunidades a niños y jóvenes es el camino que deben seguir las autoridades locales para comenzar a controlar la delincuencia, refirió.

La seguridad ciudadana es clave para el progreso de las ciudades, explicó Andrea Lindao, de la manzana 45A, en la ciudadela Los Esteros, al sur.

“Esperemos que el Municipio y el Gobierno comiencen a trabajar en temas de seguridad. No vemos que existan mejoras, solo disputas, y así no avanzamos nada, siguen matando gente, siguen robando, siguen extorsionando. Nadie nos ayuda, seguimos indefensos”, dijo.

Para Richard Maldonado, presidente de la Asociación de Barrios del Norte (Abanor), los esfuerzos por ordenar el comercio informal y el tránsito en la ciudad deben extenderse a varias zonas. Y puso como ejemplo los alrededores del hospital de Solca, en La Atarazana.

“Desde las ocho de la mañana, por la avenida Pedro Menéndez y Atahualpa Chávez hasta la Nicasio Safadi, el tránsito es insoportable. En una calle de dos carriles hacen hasta tres filas en cada carril, la ATM ha sido alertada, pero esto no cambia”, dijo.

Explicó además que en el sector los vendedores ambulantes se postran sobre las veredas complicando la circulación.

“Hay que buscarles espacios. Vienen informales de otros lados, vienen los metropolitanos y los sacan, luego el informal regresa. Es insoportable”, dijo.

A estos puntos, la ciudadanía de los distintos barrios del Puerto Principal suman la necesidad de que las autoridades tomen finalmente en cuenta al río; que haya más áreas verdes, vida en el río, sombra, parques inclusivos, ciclovías que conecten una zona con otra, además de un centro vivo y turístico.

Andreína Duarte, quien habita en la quinta etapa de la Alborada, por ejemplo, sueña con que el corazón de la ciudad sea tan seguro y tenga tantas opciones culturales y de entretenimiento que todos, sin importar el día, quieren recorrerlo.

“Quiero que el centro sea ese imán para el turista y que en los vecindarios todos podamos respirar libertad”, manifestó la ciudadana.

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